Aprobada la renta básica o salario universal

En España ha sido aprobado en el día de hoy, 29 de mayo de 2020, este ingreso básico excepcional para las personas que se encuentren en situación de precariedad extrema. Esto es un hecho relevante, un hito que ya quedará para siempre.

2.300.000 ciudadanos en situación de grave vulnerabilidad; es decir, 850.000 familias se verán beneficiadas de este pequeño ingreso para paliar el riesgo de exclusión social o pobreza extrema.

No nos duelen prendas en aplaudir tal hecho, aunque venga de manos de una progresía que muy de tarde en tarde, como en este ocasión, acierta.

La postura de la Iglesia, obedeciendo al Espíritu de misericordia que la anima, ha acertado a  pronunciarse al pronunciarse  a favor desde hace meses cuando el asunto salto al debate público,  tanto la Conferencia Episcopal Española, como anteriormente también lo hiciera el papa Francisco.

Jesús Fernández, obispo auxiliar de Santiago de Compostela, se felicita por ello y destaca que “Cáritas [el prelado es su responsable en la Conferencia Episcopal] ha colaborado con el Gobierno en la puesta en marcha de esta medida. El Ejecutivo ha escuchado algo que le llevábamos mucho tiempo solicitando y se ha apoyado en buena parte en el Tercer Sector, especialmente en nosotros”. Para Fernández, la medida va en consonancia “con la Doctrina Social de la Iglesia, en el sentido de que todo se ha creado para todas las personas. También apela al bien común y hemos de involucrarnos en él, pues es algo que mira por la dignidad de todos”.

Actualidad Católica se suma al apoyo de esta decisión que va a aliviar y traer algo de esperanza para mucha gente, que por razones diversas, se encuentran al borde de la subsistencia. Hay quien crítica esta ayuda a las personas que se encuentran en el umbral de la pobreza… Al respecto nos remitimos a lo que ya dijimos en otros dos artículos anteriores (aquí y aquí), donde justificábamos el porqué de esta medida y su necesidad de trasladar su alcance a todo el mundo, sería la manera de acabar con esa «pandemia» de la hambruna del tercer mundo.

ACTUALIDAD CATÓLICA