España, país en decadencia imparable

Esta tierra, llamada otrora, «tierra de María», por sus muchas advocaciones marianas, por su sensibilidad católica, y por su santidad marcada por sus numerosas e importantes ordenes e iniciativas, sus misiones, etc., se ha vuelto disparatada… y loca: Ha renunciado, de la noche a la mañana, a cuanto era, a su esencia, sus valores y verdad.

¡Es como para salir corriendo de aquí! O al menos, no dejar a disposición de este influencia, cultura, educación, ambiente, Estado, etc., la posibilidad de que los hijos reciban esa enseñanza y conformación del su ser y espíritu.

Aquí en España, en Madrid, abundan los gimnasios y las casas de apuestas y juego ludópatas. En la imagen expuesta pueden ver una muestra de ello: en la proximidad a la dirección de Actualidacatolica.es, donde la imagen muestra a un gimnasio de boxeo femenino, hace un mes, había una librería. Esta es una tónica dominante.

Esto es parte de la «cultura» actual. Valga como botón de muestra: Hace pocos años, en teleserie llamada «Química y Física» se realzaba tan esperpénticamente la figura de los protagonistas, en el sentido de sus rasgos, de tal forma que los buenos, buenísimos, llenos de virtudes, leales, honrados, legales, generosos, sin maldad, etc., eran figuras homosexuales…, y los malos malísimos eran todos los demás. Aquí nos la tragamos como bobos; cuando se exportó a Italia, al segundo capítulo la tuvieron que retirar de la pantalla, escandalizados. Actualmente, algo parecido esta sucediendo con la serie «Élite»: ningún personaje parece atesorar virtud alguna…, salvo los dos de religión musulmana, uno de ellos homosexual.

Conozco varias chicas jóvenes, de veintitantos años, poseen estudios superiores, universitarios, hablan español e inglés; pues, miren, no encuentran trabajo ni hasta renunciando a lo que han estudiado. El desengaño, la dura realidad, la frustración… conducen a pensar egoístamente en uno mismo, abusando de la generosidad de unos padres educadores en valores que ya no se dan.

Y claro, con razón, éste resulta ser el primer país del mundo en consumo de ansiolíticos.

Pero no sólo se consume fármacos y drogas de ese tipo y de otras, también se dan a la prostitución, a la violación, al fomento de la ideología de sexo, a la mala educación, a la pederastia, la pornografía, las ludopatías, la corrupción, la piratería, el sexo sin amor, sin romanticismo, sin poesía,  sexo desamorado, sexo convertido en objeto de culto, y a cuanto menor edad, mejor, antes de que ni tan siquiera tengan uso de razón.

Liberación sexual, aborto, agresiones sexuales a mujeres y perversión de menores como banderas progresistas; en medio de una sociedad desestructurada, llena de patologías, cada vez más desigual, pauperizada, amoral, de vidas sin sentido…

Esto es lo que hay. Y cabe preguntarnos, con lamento, ¿por qué nos está pasando esto a nosotros?

Todo resulta chocante, disparatado, camino a la locura y a un final sorprendente, seguro.

Esta decadencia tiene el sabor de algo ya vivido por pueblos en la historia humana y que acabaron por el sumidero de la historia; solo que ahora se tiene el pálpito de que algo irremisiblemente grave e importante está acaeciendo, y que no tiene relevo, pues todos los demás pueblos caminan por la misma y definitiva senda.

¡Da miedo!

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