Plantar cara, aunque nos la partan

Elena Lorenzo y Mary Rice Hasson

A lo largo de la historia del cristianismo el ser perseguido ha sido un distintivo identificativo. Su historia esta jalona de hechos doloroso de todo tipo, con pérdidas de vida y hacienda. Y este actual no iba a ser menos, incluso más; las persecuciones se suceden aquí y allá, con distinta intensidad.

Pero dada la situación humana de este periodo presente el riesgo de ser cristiano es más que evidente. El egoísmo, el materialismo, el hacer lo que a cada cual le plazca sin atenerse a un respeto a la propia naturaleza humana, a la consideración de los demás y al no atentar a la vida, y en definitiva a la conciencia y la ley  moral, y todo ello, bajo la influencia de las fuerzas malignas más operantes que nunca en el mundo, han incrementado las persecuciones, cruentas o de baja intensidad, pero reales y universales.

De modo que el cristiano es alguien convencido de que, si es coherente con su fe, da la cara, testimonio y defiende su verdad, sus valores, sus creencias…, en algún momento está expuesto a que le rompan la cara. Pero, el Señor dice: «A quien se declare por mí ante los hombres, yo también me declararé por él ante mi Padre que está en los cielos.» (Mt 10,32). Y en los Hechos de los Apóstoles (5,40-41) se lee: «…a los apóstoles, los azotaron, les prohibieron hablar en nombre de Jesús, y los soltaron. Ellos, pues, salieron del Sanedrín contentos de haber merecido aquel ultraje por el Nombre.».

Un caso ejemplar y actualísimo -que pueden leer en ReligiónenLibertad– es el de «Elena Lorenzo ha logrado vencer al sistema, y al igual que David tumbó a Goliat, esta coach perseguida durante años por el lobby LGTB y por la propia administración ha conseguido que la Justicia le dé la razón.»

» En su trayectoria profesional, Elena Lorenzo ha acompañado a numerosas personas con tendencias homosexuales y que libremente acudieron a ella. Ahora son personas felices y realizadas, pero el precio a pagar para esta coach ha sido muy alto. Aún así, siempre se ha mantenido firme en sus convicciones y ha luchado por la justicia, la verdad y para el bien de tantas personas que debido a las leyes (sectarias) LGTB no podrían recibir una ayuda que necesitan.»

A veces no siempre se ven los resultados, son inaparentes; tan solo tras la muerte y la resurrección, cuando se descorra el velo y todo salga a la luz, se verán. Por lo que se requiere de las virtudes teologales para afrontar la vida de fe cristiana en la tierra: esperanza, fe y amor.

En fin, que el ser cristiano pasa irremisiblemente por ser valiente. Para resistir la ofensiva de género, como afirma y anima la presidenta del Catholic Women´s Forum, Mary Rice Hasson, los «católicos valientes» han oponerse a las leyes LGTBIQ+. (ver AQUÍ).

“Nunca ha sido tan urgente como hoy para los católicos respaldar la visión de la educación católica”, asevera Hasson. “Las escuelas están inundadas de ideología de género. Enseñan una visión de la persona humana incompatible con la antropología cristiana”.

Por ello, la especialista urge la aparición de “una nueva generación de apóstoles y evangelistas”, y llama a profundizar “nuestra dependencia de Dios, abriendo nuestro corazón al poder del Espíritu Santo y diciendo que sí a todo lo que nos pida”.

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