El 10 de octubre se celebra el Día Mundial de la Salud Mental, lo cual lleva a fijarnos en los informes que nos ofrecen los diferentes observatorios. Centrándonos en lo que nos queda más cerca, España, a la luz de los datos de que disponemos hay que concluir que los adolescentes y jóvenes españoles en su mayoría tienen una salud mental peor que nunca.
Y que va en aumento, en el 2022 el 56,4% de los jóvenes reconocía que ha sufrido algún problema de salud mental; en la actualidad el 59,3% de los jóvenes españoles de entre 15 y 29 años reconoce padecer problemas de salud mental según datos del IV Barómetro Juvenil 2023. Salud y bienestar realizado por la Fundación Mutua Madrileña y Fad Juventud. Del total de jóvenes que declararon haber sufrido problemas psicológicos, psiquiátricos o de salud mental en los últimos doce meses, el 62,5% pidieron ayuda profesional, frente al 51% de 2021.
Según el informe de la Sociedad de Psiquiatría Infantil/Asociación Española de Psiquiatría, el diagnóstico de trastorno mental en adolescentes ha aumentado un 47 por ciento tras la pandemia.
Otro dato es de los suicidios: primera causa de muerte de personas entre 12 y 29 años ya que en el periodo 2019-2021 ha habido un incremento de la mortalidad total en un 32,35 por ciento. Un 23,8% experimentó alguna vez ideas suicidas, un 11,3% piensa en el suicidio con cierta frecuencia y el 13,8% lo hace con mucha frecuencia o continuamente.
Los datos son más que preocupantes y habría que atajar sus causas con urgencias. ¿Cuáles son las causas? ¿Por qué de este aumentos tan exagerado?
Pensábamos que con el «progreso» de los tiempos, de la ciencia, la tecnología, los saberes y avances de todo tipo, también en medicina, iban a mejorarnos la vida en todos los sentidos. Pero no, a la luz de los datos, escandalosos, en cuanto a la salud mental del mundo occidental, no es así, sino todo lo contrario.
Desde nuestro punto de vista y basándonos en datos, las razones o factores de todo esto son varios:
El fenómeno de la aparición del teléfono móvil e internet, y todo lo que comporta en cuanto a las redes sociales, la manera de comunicarse, los influencers, con todo lo virtual y hasta irreal que ello supone, el distanciamiento físico de la realidad de los demás, en un distanciamiento pasivo y forjando un carácter indolente, etc.
La pornografía, que está creando verdaderos adictos, a la vez que hace ver la sexualidad de manera distorsionada, malsana. Dice el Dr. Enrique Rojas, catedrático de Psiquiatría: «La pornografía es mala porque degrada al ser humano, lo rebaja… La pornografía consiste en la presentación de imágenes sexuales directas, explícitas, que invitan al consumo del sexo. Es el deseo sexual sin amor».
La desestructuración familiar. La ruptura de las familias y los conflictos por los hijos inciden sobre estos negativamente, en muchos casos, marcándoles de por vida.
La carencia material es una de los factores importantes.
La educación descuidad recibida y la perspectivas de futura; muchos jóvenes ni estudian ni trabajan. Y aunque haya trabajo, pasan de hacerlo; hay una gran cantidad de anuncios de puedes de trabajo que no se cubren: en la hostelería, en las obras, en el campo, etc. Todo el mundo aspira a trabajar en la Administración pública, y si no, no trabajan; quedan en casa viviendo a costa de los padres y de las ayudas públicas, sin más, y esto acaba siendo demoledor, sin posibilidades de emanciparse…, con sabor a fracaso.
Las diferentes drogas, cada vez más sofisticas, dañinas y fáciles de adquirir, que van ampliando su consumo entre los jóvenes.
Otras variables determinantes de la salud mental es la insatisfacción vital, la falta de sentido, de razón para vivir, el vacio existencia, la increencia religiosa, la nula esperanza.
La España actual, como todo Occidente, es un país desnortado, carente de valores profundos y de virtudes, sin conciencia y aspiraciones nobles, sin fe, y esto se paga. La salud mental está muy emparentada con la salud espiritual, y esta, desgraciadamente, hoy día está ausente.
Les dejamos con intuición profética del Cardenal Marcelo González, que muriera en 2004, pero que veía claro lo que está ocurriendo:
«Sin la fe, España iba hacia una sociedad psicológicamente deshecha»-. Don Marcelo entendió que España había sido grande en la Historia cuando los españoles habían querido ser santos, y anticipó que, sin la fe, España iba hacia una sociedad económicamente avanzada, pero psicológicamente deshecha y socialmente disgregada. En la medida en que la Iglesia española renueve su fuerza evangelizadora, la España sana pervivirá. En un mundo ya claramente descristianizado, son numerosos los acontecimientos que muestran cómo, habiendo quitado a Dios de la vida cotidiana, el hombre sólo puede abrazar un camino distópico. Necesita imponer una dirección basada en la desviación de la naturaleza de las cosas, para crear una distorsión de la realidad que hace del hombre (creado a imagen y semejanza de Dios) un ser incapaz de distinguir y reconocer lo verdadero, lo hermoso y correcto. La resurrección de entre los muertos de Cristo devuelve al hombre el sentido y esperanza y lo hace mirar arriba, más allá del horizonte plano de una visión de miedo, mortal y terrenal. Con este espíritu el cristiano se despierta cada mañana, sabiendo que no sólo es una criatura finita, y se enfrenta a la vida no agobiado por el límite de la precariedad de su existencia física, que sólo le llevaría a «sanear» su camino, sino que dirige hacia el criterio «salus animarum suprema lex». La salvación del alma como el principio supremo que proporciona el orden de las cosas, identificando así también su lugar en la armonía de la creación. (Religión En Libertad)