Existe el dicho de por tirar el agua de la bañera se corre el riesgo de tirar también al niño. Es obvio que el presidente de los EE.UU. es de ademanes poco correctos, no es nada diplomático ni educado, por momentos arbitrario y con notables desaciertos, a veces injustos, etc. Pero tiene algunas cosas —las más importantes— a favor;no vamos a profundizar en ellas (ideas claras, coraje, amante de la libertad, sentido patriótico, defensor de su país, independiente de poderes de innobles, con conciencia moral…, y sus dotes para la economía practica, etc.) pues aquí lo que nos interesa son las que hacen referencia a la cuestión religiosa.
Se aprovecha por parte de aquellos que le quieren eliminar a toda costa, cualquier coyuntura (ahora, la del asesinado de hombre de color George Floyd, como antes otros motivos para el ‘impeachment’) para provocar a los ciudades a que se levantes en revueltas… A tanto no se va a llegar, pero sí a que su imagen se ve muy dañada, y que de cara a las próximas elecciones sea expulsado de la Casa Blanca.
Algunos (gente de bien, cristianos e incluye algunos miembros de la jerarquía de la Iglesia) contribuyen a ese jaleo descalificatorio. Tendrán razones, no lo dudamos; pero no razón. Pues como dijimos al principio por cambiar en agua se corre el riesgo de arrojar al niño. Es decir, que con la justa crítica, se puede causar un daño notable: si Donald Trump desaparece, desaparecerán muchas cosas: libertad religiosa, respeto moral, lucha pro-vida, insumisión al NOM, etc.
Vean ustedes algunos artículos relacionados:
Trump firma una orden ejecutiva para «promover la libertad religiosa» en todo el mundo.
La Orden Ejecutiva del presidente asegura que la libertad religiosa se incorporará completamente a la política exterior de los Estados Unidos. La Orden Ejecutiva también ordena a las Misiones de los Estados Unidos que prioricen la ayuda a grupos religiosos perseguidos internacionalmente.
https://www.infocatolica.com/?t=noticia&cod=37814
Donald Trump ordena destinar 50 millones de dólares a la libertad religiosa en el mundo.
El (pen)último intento para destruir a Trump: que arda Estados Unidos. Desde antes incluso de que pusiera un pie en la Casa Blanca han usado todos los trucos del libro para echar a Trump a patadas de allí, en vano. No entiendo bien cómo un caso de brutalidad policial con resultado muerte puede convertirse en una razón legítima para quemar ciudades.
¡Acabemos con el Sistema! (un mensaje patrocinado por el Sistema). Los dueños del discurso se están comportando como niños severamente hiperactivos que se cansan de golpe de su última obsesión en cuanto aparece una nueva. Solo hay una razón de ser para que existan gobiernos: garantizar la seguridad y el cumplimiento de la ley.
Luciferinos contra Trump. Lógico: el NOM empieza y acaba en satanismo. La constelación de movimientos en contra del presidente norteamericano es llamativa: racismo, feminismo, ideología de género, ecologismo, animalismo, pacifismo…