- ¡Todo es gracia! Unos pueden verlo, no pueden dejar de verla; y otros estando en ella, ni la sospechan, y aunque se beneficien de ella, sin saberlo, no la disfrutan ni muestran agradecimiento.
- Los secretos de Dios son inescrutable, pero sí comunicables.
- Nunca aprenderemos lo bastante – y esto es maravilloso- a cerca del modo de ser de Dios. Lo cual conlleva la posibilidad de admiración constante y el constante resituarse o convertirse.
- La alegría auténtica y profunda es la aurora (resplandor) del bien y la bondad.
- Lo pequeño “no” es grande, es divino. Es el campo en el que Dios se hace cotidianamente presente.
- La ley de la gravedad, lo pequeño es atraído por lo grande; cuanto más humilde te sientas ante Dios, más serás atraído por Él.
- No ser humilde es negarse a aceptarse ser lo que es: su condición, los límites de su ser, su naturaleza, su contingencia… ante la inmensidad de Dios.
- Solo el amor es digno de fe. Dios es el amor, su inventor y generador.
- El mundo es más de lo que es. Hay un algo invisible de lo real. «Lo visible tiene una causa invisible.» (Heb 11,3).
- Ser suficientemente generoso para recibir, y ser lo suficientemente agradecido para seguir recibiendo.