La visita de María a su prima Isabel

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Hoy, 31 de mayo, jueves. Es uno de esos tres días que relucen más que el sol: Jueves Santo, Corpus Christi y el día de la Ascensión. En algunos sitios hoy se sigue celebrando  este día del Cuerpo de Cristo, aunque en la mayoría, por razones de calendario laborar, se ha trasladado al domingo que viene.  Y hoy, se celebra el día de Visitación de María santísima a su prima Santa Isabel.

Es un hecho entrañable y lleno de matices:

  • El Arcángel Gabriel en la Anunciación le hace saber a María que Isabel, la que por su edad avanzada ya no podía tener descendencia se encuentra embarazada de 6 meses, porque para Dios nada hay imposible.
  • Al saberlo, María acude enseguida a ayudarla.  De Nazaret a Ein Karem, pueblos en los vivían ambas, hay 150 km, lo cual supone viajando a pie unos cuatro días.
  • María por entonces tendría unos 16 años aproximadamente (antes la madurez de las mujeres llegaba antes; así como en general la edad de envejecimiento); Isabel, en cambio, tendría -pongamos- 40. Decir que, según parece no eran exactamente como hoy entendemos la parentela, los conceptos de las denominaciones son más amplias  -así ocurría, cuando se cita a Jesús y sus hermanos, que se llamaban hermanos en relación al abuelo, no al padre-, pues bien como María e Isabel, lo de primas no es tan exacto a como lo entendemos hoy; más bien sería prima de su madre. Lo cual sería más lógico en cuanto a la edad.
  • Cuando María llegó, se produjo algo milagroso: San Juan Bautista, de seis meses en el vientre de su madre, ante la presencia de Jesús, recién concebido en el vientre de María, dio un salto de alegría.
  • E Isabel hace una confesión dogmática de fe extraordinaria: «¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor?». Reconoce a Jesús, como divino, dándole el nombre de Señor, propio de Dios. A la vez que reconoce a María como la madre de Dios (para pesar de los protestantes).
  • Y todo ello es ratificado como que nos es de su cosecha, sino obra del Espíritu Santo que la hace exclamar «a voz en grito».
  • Otra nota -y muy interesante- para los proabortistas: Lo concebido recién en el vientre de la Virgen María ya es un ser vivo, un persona (divina).

 

Lectura del santo evangelio según san Lucas (1,39-56):

En aquellos días, María se puso en camino y fue aprisa a la montaña, a un pueblo de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. En cuanto Isabel oyó el saludo de María, saltó la criatura en su vientre.
Se llenó Isabel del Espíritu Santo y dijo a voz en grito: «¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor? En cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre. Dichosa tú, que has creído, porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá.»
María dijo: «Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador; porque ha mirado la humillación de su esclava. Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre es santo, y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación. Él hace proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos. Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia, como lo había prometido a nuestros padres en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.»
María se quedó con Isabel unos tres meses y después volvió a su casa.

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