Aborto versus vida sagrada

 

El llamado —tan feamente— feto, es decir el niño en el vientre de una mujer, desde la fe cristiana es inequívocamente sagrado, la máxima dignidad designada por Dios, e inviolable por ninguna causa por poderosa que sea. 

El aborto para un cristiano no hay duda de lo que supone: la Virgen María visitó a su pariente Isabel, cuando estaba embarazada de días, 15 o 20, no más; pues tras saber por boca del ángel Gabriel que Isabel lo estaba de poco más de 6 meses de Juan Bautista, dice el evangelio según san Lucas, «enseguida se puso en camino, para ayudarla» en esos últimos meses de embarazo. Y estando María encinta de Jesús, se presentó en Ain Karim; cuanto estas dos mujeres se encontraron cara a cara, «saltó de gozo el niño en su seno» (que tendría 6 meses y medio), reconociendo la presencia de Jesús (que tendría 2 semanas) en el vientre de María, «la madre de mi Señor«, dice el texto sagrado, Lucas cap. 1:

36 Mira, también Isabel, tu pariente, ha concebido un hijo en su vejez, y este es ya el sexto mes de aquella que llamaban estéril,

37 = porque ninguna cosa es imposible para Dios.» =

38 Dijo María: «He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra.» Y el ángel dejándola se fue.

39 En aquellos días, se levantó María y se fue con prontitud a la región montañosa, a una ciudad de Judá;

40 entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel.

41 Y sucedió que, en cuanto oyó Isabel el saludo de María, saltó de gozo el niño en su seno, e Isabel quedó llena  de Espíritu Santo;

42 y exclamando con gran voz, dijo: «Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu seno;

43 y ¿de dónde a mí que la madre de mi Señor venga a mí?

44 Porque, apenas llegó a mis oídos la voz de tu saludo, saltó de gozo el niño en mi seno.

45 ¡Feliz la que ha creído que se cumplirían las cosas que le fueron dichas de parte del Señor!»

  Conclusión:

Juan Bautista con meses (6,5?) es llamado niño, y brinca lleno de gozo al reconocer la presencia de Dios, en el vientre de María, el embrión de días (15?), es divino, e Isabel, así lo califica al referirse a María como la madre del Señor. Y sobre todo, esto está dicho por el mismísimo Dios, el Espíritu Santo es el que clama a través de Isabel, y a voz en grito testimoniar: «bendito el fruto de tu seno»  y «la madre de mi Señor (Dios)«.

Esto es inamovible. Es palabra de Dios. Todo lo demás son ideologizaciones, manipulaciones y autoengaño para tranquilizar la conciencia y salirse con las suyas.

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