Mayores

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Una de las cosas más importantes y generosas que podemos hacer, sobre todo a edad avanzada, tras la jubilación en que se dispone de un tiempo del que no se sabe qué hacer, es realizar la actividad más elevada: rezar, rezar y rezar.

«Contemplando esto, desde un punto de vista espiritual, resulta que cuando nos faltan horizontes en la vida, cuando carecemos de ilusiones o cuando ya hemos probado todo y estamos hastiados, porque nada de lo que hemos probado nos ha satisfecho, ya que nada de lo que hay en esta vida puede satisfacer plenamente al hombre, es entonces cuando nos preguntamos: ¿Pero, qué hago yo aquí?» (Juan del Carmelo).

¡Hay tantas y tanas gentes necesitadas de ayuda, de ayuda divina! Y que solo la obtendrán -sin que lo sepan ellos mismos- de personas, como de esos mayores que en el silencio de cada día, en un rincón apartado del ajetreo de la vida, rezan su Rosario de cada día, y piden sin descanso por todo el mundo.

Es una oración humilde, constante y confiada, como le gusta a Dios, que atraviesa las nubes y llega hasta el cielo, y produce mucho fruto, sin que se sepa. Desde el cielo cae como una lluvia la Gracia y se reparta por todas partes, cayendo en cualquier sito, sobre personas que la recibe,  a veces sin merecerlo, y que la salva. Esto no se sabe, pero al final se sabrá.

Por eso animamos a todas esas personas que se sienten ya mayores, que no saben qué hacer, que se preguntan ¿qué hago aquí?, etc., a que se dediquen a adorar a Dios y a ejercer la caridad con los demás, a través de la oración. ¡Qué mejor actividad humana sea cual sea su edad! La oración es el privilegio de los mayores.

 Los mayores tienen también otros cometidos, como el ser transmisores de humanidad y fe: como el de ser ejemplo de integridad, de valores, de principios, de rectitud ética…; de testimonio de fe; de consejo sabio, templado, reposado; de palabra que salva…

 Como, hace tiempo, dijera el papa Francisco, “los abuelos del tiempo actual están llamados a formar un coro permanente en el gran santuario espiritual de nuestro mundo, acompañando con su oración y testimonio a quienes luchan en la vida”.

 

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