Estos es algo que, pese a la decepcionante deserción de prácticamente actual y a la desconsideración políticosocial hacia el cristianismo, teníamos por sabido. Ya lo dijo Jesús: “Vuestra alegría nadie os la podrá quitar” (Jn 16,22).
Según un estudio del CIS (Centro de Investigaciones Sociológicas) de julio de 2021, los españoles más felices con diferencia son los católicos practicantes, son los que presentan un nivel de satisfacción mayor con la vida; en cambio, los ateos y agnóstico como los más infelices e insatisfechos.
¿A quién puede extrañar tal cosa? La fe católica llena sin fisuras la vida, otorga una sensación de plenitud y da respuestas a todas la preguntas que el ser humano lleva dentro, fundamentalmente al de sentido de la vida y al qué será de mí.
Lo más elevado, la aspiración mayor, es la santidad y ser salvo. Esta es una riqueza vital que solo el católico que vive realmente su fe puede experimentar habitualmente. Es gracia que hay que pedir con perseverancia y confianza en la oración y de la que hay que dar siempre gracias a Dios.
Sin duda que los católicos practicantes también pasan por momentos difíciles, llenos de obstáculos, sinsabores, de trances dolorosos, etc., pero proyecta sobre ellos una luz diferente, una manera de afrontarlos distinta, quedan relativizados e interpretados como mediaciones vitales que a asumir según la voluntad de Dios. “El Señor está cerca. No os inquietéis por cosa alguna” (Fil 4,4-6).
Las problemáticas de la vida cuando se rezan cambian; no hay nada que resista el ser expuesto ante el Señor Eucaristía.
La paz de conciencia, vivir en gracia, recibir diariamente al Cuerpo de Cristo, sentirse querido por Dios… proporcionan una alegría de estado profunda y sincera.
En fin, esta es una noticia que debería ser destacada en todos los medios, porque todos aspiramos a la felicidad, y hay quienes ese secreto. Pero no aparece por ningún noticiario o redes sociales, parece no interesar a nadie, o mejor dicho, o tal vez sea que esta noticia no sea buena sino la peor, y por lo tanto hay que silenciarla.