El gaysmoEsto de la celebración del orgullo gay es como el día de la marmota, se repite y se repite, y parece que fue ayer, y aquí está de nuevo. O es que se habla de él durante todos los días del año. Pudiera ser.
Últimamente veo que no hay serie televisiva o película donde no aparezcan homosexuales, y me parece hasta bien; pero de ahí a que sean los mejores, tan honestos, simpáticos, tiernos, educados, sensibles,… En fin, que no es tan así en la realidad; porque hay por ahí cada trifulca entre ellos, ¡cada matrimonio…, en que han terminado escalabrados! No sé si esta alteración o ficción de la realidad obedece a una especie de compensación por lo mal que lo han pasado en tiempos pretéritos o si por esa moda tan… (que no sé cómo calificar) de la políticamente correcto. Ahora quiero comentar brevemente la campaña del Ayuntamiento de Podemos de Madrid, con los semáforos y demás, gastándose una pasta de los impuestos, y promocionando este género, según se entiende, como algo ideal. Lo cual da que pensar. Y máxime si se pone en contraste con el trato que tuvo -hasta donde pudo- con algunas procesiones en Semana Santa, como la del Divino Cautivo, que poco más o menos intentó impedir que salidera en procesión, alegando que suponía un gasto económico y una alteración de la circulación. Cuando en realidad, solo se necesitan media docena de policías, un rato, menos de tres horas, y en un día que no hay tráfico de Madrid. Y no digamos si los que se precisan para otro eventos, por ejemplo de futbol; sin ir más lejos: Unos 2.100 efectivos de seguridad estarán presentes antes, durante el Real Madrid y Atlético de Champions, o ¡Cuánto nos validó el gran blindaje policial este fin de semana por la final de la Champions y Guns N’ Roses en el Calderón!… Este del gaysmo no se si es bueno o no (tiempo tendremos para comentarlo y valorarlo); pero, tanto tanto y pan parcialmente, me parece que se puede ser contraproducente, aunque sea tan solo por hartazgo. Miguel Morales |