100 días de la guerra Israel-Hamás: y unos 1400 muertos por parte de Israel, con 200 secuestrados, y 24.000 en Gaza y 60.000 heridos, con una gran mayoría de niños y mujeres. ¡Cuántos muertos inocentes más tienen que morir y cuántos mutilados, cuántos arruinados por tanta destrucción, etc., para que acabe este desastre inhumano!
El atentado terrorista del 7 de octubre fue salvaje y totalmente condenable y hay que acabar con los asesinos. Pero ¿es justificable que el que allí murieran 70 niños inocentes, y a cambio, ahora tengan que morir 7.000 niños inocentes?
Desde que los judíos a raíz dell nazismo y la segunda guerra mundial decidieron volver a la tierra de sus antepasados de 20 siglos atrás, Israel no ha dejado de crecer en la ocupación de Palestina, constituyéndose en un Estado cada vez mayor a base de expulsar a sus ocupantes, los palestinos. Hay más de 250 asentamientos en toda Cisjordania, y en ellos viven más de 700.000 colonos. Hace unos días unos pastores palestinos de Cisjordania cargaba en una carreta sus humildes enseres, manifestaban que se iban de aquel lugar fronterizo con Israel porque los colonos les hacían la vida imposible: hostigaban sus ganados y constantemente enviaban drones… En fin, que los israelitas van ganando terreno continuamente a los palestinos; de modo que se enriquecen arrebatándoles sus tierras y además hacen patria ¡Una pena!
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A Israel, por lo que se ve, por el empuje de los colonos, parece tener en perspectiva: seguir sin reconocer el estado palestino y hacerse con la totalidad de toda Palestina, y también cona la totalidad de la añorada y simbólica Jerusalén, con la consiguiente reedificación del templo histórico en la explanada, lo cual –seguramente- pasaría por la sustitución de las mezquitas existentes y cualquier identidad islamista; en esta total absolutización judía también estaría como objetivo el poseer las propiedades “particulares” de raigambre cristiana.
Sólo queda como única solución para que los palestinos sigan existiendo como pueblo y no se pierda desperdigado o difuminado en los estados vecinos o por el mundo, hasta llegar realmente desaparecer con el tiempo, como lágrimas en la lluvia: que se constituya legalmente un estado palestino. Lo quieran o no, por las buenas o por las malas: Israel, y Hamás en Gaza y Fatah en Cisjordania (estos, los palestinos tienen que elegir a su gobernantes democráticamente). La ONU y los países más influyentes del mundo han de apostar decididamente por esta solución. Las fronteras han de trazarse justamente y respetarse, aunque sea patrullándolas con fuerzas militares internaciones por el tiempo (años) necesarios. Es obvio que esta solución única no va a ser fácil, pero hay que llevarla a cabo cueste lo que cueste.
Participamos de la opinión del obispo José Ignacio Munilla:
“Responder a un macabro ataque terrorista con una guerra abierta y total es un grave error, que no hace sino multiplicar los odios y garantizar que las venganzas continúen en las próximas generaciones… El terrorismo requiere de una respuesta armada contenida, ciertamente, pero sin olvidar que es necesario sentarse a negociar sobre las resoluciones incumplidas de la ONU en materia territorial… “
“Trágica situación de los palestinos cristianos: para los fundamentalistas islámicos son unos infieles, y para los sionistas judíos son sus enemigos árabes… Cada vez estoy más convencido de que la enemistad entre Israel y Palestina necesita del Evangelio de Jesús de Nazaret para resolverse…”
“Desde el punto de vista de la Doctrina Social Católica un estado tiene el derecho/deber de responder con las armas a un ataque terrorista… Pero, sin embargo, no se puede considerar «justa» esta declaración de «guerra total», cuando se da el caso de que Israel sigue incumpliendo las resoluciones de Naciones Unidas que le requieren retirarse de los territorios ocupados ilegalmente… Sin olvidar que, una gran parte de las víctimas de una «guerra abierta» serán, inevitablemente, los civiles más débiles y vulnerables…”