- Ser cristiano es ser razonable, pues Jesucristo es razón, inteligencia, sabiduría… además de amor, y cuantas cosas buenas le son propias en grado sumo. El cristiano es alguien cuyo funcionar está marcado por el sentido común, por la realidad lógica, por la ley natural, en definitiva, por la verdad del bien y el noble obrar, a inspiración de semejanza de su Creador.
- Obrar en modo Dios, según su lógica, según sus pensamientos, que no se compadecen con los del mundo. Uno conduce a la santidad; el otro, a la mundanidad.
- No hay otra manera de ser santos, es decir, de asemejarnos a Dios, que seguir los pasos de Jesucristo, haciendo su voluntad, teniendo sus sentimientos.
- Hermanos míos, ahora somos hijos de Dios, pero aún no se ha manifestado cómo seremos al fin. Y ya sabemos que, cuando él se manifieste, vamos a ser semejantes a él, porque lo veremos tal cual es. (1 Juan 3, 2-3).
- El progresismo ideológico que está per se dispuesto a un hacer cualquier cosa posibilitada por el avance tecnológico o de cualquier tipo sin ninguna limitación es inmoral y absolutamente irracional, pues atenta contra la recta razón, contra la ley natural, según ha dispuesto el Creador.
- Un caso concreto de lo anterior, entre otros muchos, está el hecho de la fertilización por donación de esperma, que aunque el avance científico lo posibilite, atenta contra el derecho de la persona a saber quién son sus padres biológicos. Esta es una pregunta que a lo largo de su vida se hacen todos lo concebido de esta forma. Y esta inmoralidad va acompañada de otras, como la manipulación de la fertilización in vitro.
- No todo lo que materialmente se puede hacer -cosa por la que están los progres materialistas- se ha de hacer si se quiere, no, pues hay una conciencia moral propia del hecho de ser persona que interviene sopesando si eso se ajusta noblemente a unos valores o principios que la caracterizan como tal.
- El Catecismo de la Iglesia Católica es una maravilla de la doctrina que procesamos, su la contundencia de su verdad es tan aquilatada e imperecedera que quien la cuestione ha de ser considerado que no es cristiano católico.
- El progresismo está llegando a unos extremos de fanatismo que osa convencer a masivamente a la sociedad de sus disparatados planteamientos ideológicos irracionales y aberrantes, acientífico y ajenos a sentido común y a la ley natural, con toda tranquilidad o loca osadía, y –por desgracia- hay muchos compran esta mercancía averiada –y siniestra-, y que nos tenemos que lo hacen por cobardía, por intereses económico y/o porque comparten el mismo grado de perversión intelectual y moral, es decir, satánica.
- El ser humano está hecho libre, pero libre para abrazar el bien, no el mal. De modo que quien se adhiere al lo malo, reniega del bien que habría que optado como realización de su ser en el ejercicio de su verdadera liberad. Lo contrario de la no elección del bien, no es la libre elección del mal, sino su pérdida, su esclavitud. En la elección del mal hay una pérdida de ser.