- Una cosa peligrosísima es el pensar que existen más de dos sexos biológicos. Es un salirse del marco natural, del orden establecido por una naturaleza que no persona si se la toma el pelo.
- Otra cosa tan peligrosa es tener como sensato y como lo mejor para ser feliz: el conducirse por la vida determinándose solo o prioritariamente por el deseo y/o el sentimiento.
- Una de las cosas más peligrosas es pensar o creer ciegamente que lo que «democráticamente el poder político» dispone como ley sea la verdad.
- La gente se piensa que el que todos los demás o la sociedad actúen de una determinada manera le exonera de cualquier responsabilidad en sus decisiones personales.
- La mayoría de la gente piensa que la criatura en el vientre de la madre es una vida humana; en cambio, no les importa lo más mínimo en votar por opciones que apuestan por su exterminio, por considerar el aborto como un derecho.
- El aborto es obviamente una aniquilación de una vida humana, desde la fe cristiana así es, tan solo hay que la revelación de la escena de la Virgen embaraza de Jesús y su encuentro con Isabel embarazada de Juan Bautista (Lc 1,29-56), y este salmo (71,6) que dice: “En el vientre materno ya me apoyaba en ti, | en el seno tú me sostenías, | siempre he confiado en ti.” Y para los materialistas ateos que no creen, cuanto menos debe ser un acto destructivo de “algo”; ¡ellos tan amantes del respeto por la naturaleza, por la defensa de cualquier animalito!
- Jesús dijo: “En verdad os digo que no ha nacido de mujer uno más grande que Juan el Bautista; aunque el más pequeño en el reino de los cielos es más grande que él.” (Mt 11,11). En la gloria de Dios todos son santos, mientras entre parámetros temporales, todos en una santidad contingente.
- El Maligno (y por ende, los malos) es muy listo y muy tonto. El más tonto, pues ha elegido la opción más mala posible, la de condenarse eternamente haciendo el mal. Y más listo que nosotros, pues sabe todas las artimañas para manipularnos y engañarnos, pues es el “padre de la mentira” (Jn 8,44b).
- Hay mensajeros, personas con las que nos encontramos, que sirven comunicadores de la voluntad de Dios sobre nosotros. Hay que tener en cuenta esta realidad de la Gracia divina que nos favorece para nuestro bien, especialmente el espiritual.
- La bondad y la felicidad no coinciden en esta vida. Es una realización que solo tendrá lugar en otro orden existencial; es decir en el cielo. Tengamos esperanza.