La trasparencia de las cuentas del Vaticano

Hace un parte de años escribíamos -después de otros artículos al respecto y de tenor parecido- un último artículo titulado «Las cuentas de Vaticano«,  que terminaba así:  

Definitivamente hay que poner en pared contra todas estas prácticas. Cueste lo que cueste. En el corazón de la Iglesia, del Cuerpo de Cristo, no puede se puede «predicar contra Cristo», ser antievangélico; porque es todo lo contrario a la esencia de la Iglesia.

Y como resulta intolerable, hay que empezar definitivamente por fumigar todas las instancias del Vaticano, después entrar con un lanzallamas, luego con máquinas excavadoras derribar todo y terminar con apisonadoras, y que no quede piedra sobre piedra. Más vale perderlo todo, que no el TODO.

¡Ya está bien!…

Señor, haz algo.

Por fin, gracias a Dios, que parece que el Vaticano hace algo -pero aún queda- por poner solución a este cáncer, que abochorna y hace que gente sencilla se escandalice y se cuestione su fe.

El Mal no descansa, y valiéndose de las deficiencias humanas, que utiliza para hacer de las suyas, se emplea a fondo allí done encuentra un resquicio para desprestigiar la causa del Evangelio de Cristo. La cuestión del dinero así como la de la pederastia son dos heridas en las que el Maligno incide para arruinar la misión de la Iglesia. Estas dos cuestiones no son fáciles de atajar; si ya por sí, aun con todas las medidas, se seguirán dando -dada la imperfección humana, sus deficiencias éticas y psíquicas, imposibles de remediar en la tierra-. Por todo ello, hay, pues, aplicarse por parte de los dirigentes responsables por tomar todas las medidas y más para evitar cosas tan lamentables. Hay que minimizar lo máximo posible la acción del Malo en todo esto.

Por ello, nos son gratas estas noticias:

«Seguridad financiera del Vaticano es reconocida por Estados Unidos».

Según información de Vatican News de 3 de junio de 2021. Estados Unidos reconoce los estándares financieros del Vaticano sobre la verificación de clientes. Las leyes del Estado de la Ciudad del Vaticano y de la Santa Sede han reforzado la vigilancia en materia financiera.

Las leyes del Estado de la Ciudad del Vaticano y de la Santa Sede, que en los últimos años han reforzado la transparencia y la vigilancia en materia financiera, continúan ganando reconocimiento internacional. El Vaticano ahora se encuentra entre las jurisdicciones que tienen reglas de verificación de seguridad financiera que cumplen con los mejores parámetros internacionales.

«Moneyval reconoce eficacia del Vaticano contra delitos financieros»

Monyeval, del que el Estado de la Ciudad del Vaticano, y la Santa Sede, forma parte desde el año 2011, depende del Consejo de Europa. 9 de junio de 2021 ha emitido un informe, de de 200 páginas, analiza el nivel de cumplimiento del Vaticano de las normativas internacionales para prevenir y perseguir el blanqueo de capitales y  las amenazas de financiación de terrorismo y las vulnerabilidades.

Según Moneyval, el Vaticano ha realizado esfuerzos considerables para lograr una cooperación internacional constructiva y rápida. A pesar de lo satisfactorio del informe,  que reconoce que la Santa Sede progresa a la hora de alcanzar los más altos estándares internacionales, arroja también una serie de puntos débiles y aspectos a mejorar.  

Se ha subestimado el riesgo de fraude cometido en su interior por sus propios colaboradores y pide un fortalecimiento de los recursos humanos judiciales. El informe critica la falta de recursos humanos y la insuficiente especialización de los investigadores financieros del Vaticano. “Los casos internos han encendido una señal de alarma por los potenciales abusos del sistema interno por parte de personalidades internas”.

Para leer el informe completo de Moneyval en inglés, acceda AQUÍ.

En el pasado, el Vaticano ha aparecido en los titulares una y otra vez debido a sus finanzas. Desde entonces, el Papa Francisco ha hecho mucho contra la corrupción.  Esperemos que se sigua así, avanzando en la máxima transparencia y corrección financiera, hasta erradicar esas prácticas que encizañan la misión de la Iglesia. 

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