O para ser más precisos la reeducación ideologizada de los niños y jóvenes de nuestros días por unas élites gobernantes obsesionadas por manipular y dominar a la sociedad y sus gentes, ahora y siempre.
Todo el mundo que tenga algo de poder —especialmente el politizado— trata de influir e imponer su voluntad sobre los demás. Estos poderes son cada vez más siniestros e invasores de los derechos de la dignidad humana.
Los padres cada vez pintan menos en la forja de sus hijos. Estos poderes políticos-educativos-mediáticos-orgánicos-activistas…, movidos por influencias invisibles, están arrebatando el protagonismo de la configuración como personas a los legítimos educadores de los niños que son sus padres.
Entre lo que el niño recibe en los colegios, ideologizados sectariamente, y lo que le llueve a través de los medios de presencia sociales (informativos, televisivos, redes, series, etc.) están modificando la querida constitución de los miembros de la familia de tradición de valores nobles y elevados.
Este arrebato a la familia —a la que se ha también trastocado— está provocando una constitución de nuevos jóvenes con unas características muy dañinas. Este es un retrato de la juventud que se está dando (nos referimos a España, que es lo que mejor conocemos):
Son personalidades blanditas, sin ánimo para el esfuerzo y en definitiva actitud para el trabajo: hay un 13% de paro (aún con todo tipos de maquillajes) y en el caso del de los jóvenes se multiplica por tres; y sin embargo: no hay mano de obra española para recogida de la fresa y otros productos del campo, hay que traer gente de Marruecos; en las obras en las obras de calles solo se ven trabajadores extranjeros (muchos del África negra); en la hostelería falta gente e igualmente en tiendas (Zara no encuentra personal de atención al público), etc. Es decir, aquí en España hay paro, especialmente el juvenil, y sin embargo… ¿? Se han forjado personas sin coraje, sin cultura del esfuerzo, en la vagancia, en la complacencia, en el confort, etc. Y se vive de la sopa boba, de los padres o de las pensiones de los abuelos, de las subvenciones estatales, de los servicios públicos gratuitos, de las limosnas… Algo así a lo que dice la Agenda 2030: «no tengas nada y sed feliz». En España, en estos estamos my avanzados.
Ah, y ni que decir tiene que a esta ociosidad y pasividad (cual zombis vivientes) se pegan, claro está, todo tipo de males: desde el aumento del consumo de drogas, de pornografia, de hipersexualidad, de violencia, delitos, suicidios, patologías, etc.
Los padres, que se han rendido o han entrado —participan cual cómplices— en ese «juego diabólico», asumen sin más ese triste devenir. Es decir, que la familia, en general, ha quedado también bastante toca, impotente, para acometer una educación de una grey que se les ha ido de las manos, a merced de fuerzas externas poderosísimas contra las que no puede hacer nada. Y ¿los colegios «independientes», privados o concertados religiosos? La educación concertada —especialmente la religiosa— está siendo asfixiada y sometida a la voluntad del Estado, y que pretende cada vez más recortar hasta acabar con ella, y eso pese a que supone al contribuyente español un alumno de la concertada le cuesta 3.000 euros/año y el alumno de la pública le cuesta el doble, 6.000 euros. Pero esto no importa, al Progresismo educacional lo que se interesa es el adoctrinamiento, aunque se hunda el mundo. Pues como dijo la ex ministra de educación Isabel Celáa: “los hijos no son de los padres, sino del Estado”. Amén. Ahora el futuro se ve negro negrísimo. Bueno ya se están viendo los frutos amargos.