Estas son unas breves anotaciones sobre los Ángeles, especialmente los Custodios, que en este su día 2 de Octubre, exponemos para todos vosotros, para que os sirvan a tomar conciencia, reflexionar y descubrir la importancia de tener a alguien así a nuestro lado, a un especial amigo.
- Los Ángeles existen, son verdad, y dogma de fe; aparecen constantemente en toda la Biblia, en el AT y NT, como muestra del NT: «Se les presentó un ángel del Señor, y la gloria del Señor los rodeó de luz; y ellos se llenaron de miedo.» (Lc 2,9), «No puede ya morir, pues son como los ángeles e hijos de Dios, al ser hijos de la resurrección.» (Lc 20,36 ), «Algunos, sin saberlo, hospedaron ángeles.» (Heb 13,2), «¿No son todos ellos (los ángeles) espíritus encargados de un ministerio, enviados al servicio de aquellos que deben heredar la salud?» (Heb 1,14). Ángel aparece 175 veces en el NT.
- “La existencia de seres espirituales, no corporales, que la Sagrada Escritura llama habitualmente ángeles, es una verdad de fe. El testimonio de la Escritura es tan claro como la unanimidad de la Tradición” (Catecismo de la Iglesia Católica, art. 328) No hay definición dogmática que existan ángeles y demonios, pero es doctrina de fe (sin exigir un asentimiento irrevocable).
- Dios no está «solo», en su Trinidad, en el cielo, también están los ángeles que creo, así como los humanos justos, santos, que Dios salva e incorpora a su Gloria. Los ángeles tienen jerarquía y varias denominaciones. Los ángeles que están al servicio directo del Señor para cumplir misiones especiales.“El nombre de “ángel” -escriben los teólogos León-.Dufour – no es un nombre de “naturaleza”, sino de “función”: en hebreo “mal’ak” y en griego “angelos” significan “mensajero”… Los ángeles custodio tiene la misión de ayudar a los hombres a llegar a la salvación eterna, guiándolos y protegiéndolos de los peligros de alma y cuerpo.
- Todos los hombres tenemos un Ángel Custodio o de la Guarda asignado por Dios desde el día de nuestro nacimiento, que tiene la misión de cuidarnos, guiarnos y ayudarnos, para que al final alcancemos el Cielo.
- El Ángel Custodio conoce muy bien la voluntad de Dios sobre nosotros; por ello, nos conviene dejarnos guiar por él. Para ser dóciles, aconsejó el Papa Francisco, hay que hacerse pequeño, como niños. “Pidamos hoy al Señor la gracia de esta docilidad, de escuchar la voz de este compañero, de este embajador de Dios que está junto a nosotros en Su nombre, que nos sostiene con su ayuda”. Cuando sentimos la inspiración: ‘haz esto… esto es mejor… esto no se debe hacer…’ ¡Escucha! ¡No te rebeles a él!”
- Podemos y debemos invocar su ayuda y protección. Si no le invocamos para nada, queda muy limitada su acción sobre nosotros: perdemos muchas ocasiones de ser socorridos por él, ya que el Ángel Custodio interviene tanto más, cuanto más lo invocamos.
- Como todos tenemos nuestro Ángel, es muy conveniente que también recemos a los Ángeles de otras personas, especialmente cuando tenemos que tratar con ellas alguna cuestión importante, o simplemente para que intensifiquen su protección sobre esas personas que tienen a cargo.
- Tratemos con amistad a nuestro Ángel. Él ha sido puesto a nuestro lado por Dios para guardarnos del Mal y defendernos del Demonio y sus acechanzas.
- La Virgen María es la Reina de los Ángeles y también Madre nuestra; pidámosla que aumente nuestro vínculo de amistad con nuestro Ángel y también con los demás Ángeles de la gente que próxima, que queremos y con la que tratamos.
- «A María, Dios no le habló directamente, sino por medio de un ángel. Haciendo lo que decía el ángel obedecía a Dios. Tampoco a nosotros nos habla Dios, directamente. El habla por medio de los otros, que son instrumentos en sus manos.» (Santa Teresa de Calcuta[1]) . Decía el cardenal Newman que «hay ángeles a nuestro lado, y que casi es un pecado no verlos».
La opinión de una experiencia particular:
«Experimentar la presencia de este amigo, tu Ángel, que siempre te acompaña. Si le pides ayuda espiritual, él te escuchará y hará cuanto sea bueno para su alma, y también si le pides algo, hasta cosas concretas (pero no banales o caprichos), verás que si suceden; tendrás la experiencia de su intervención. Por ejemplo, ante una situación de apuro: el coche se te avería, aparece alguien para ayudarte a empujarlo; encuentras un sitio donde estacionarlo; personas para moverlo y ponerlo en marcha, discretamente.»
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[1] MADRE TERESA DE CALCUTA, Orar, Planeta, Barcelona, 1997, p. 115.