Queridos hermanos en la fe y lectores todos, ¡feliz reencuentro!
De las cosas de interés, en lo tocante a lo religioso, que han pasado durante este mes de agosto hay que destacar fundamentalmente, a nuestro parecer, dos cosas:
1.- La persecución de la fe cristiana: un hostigamiento que tiene dos planos: en político-social e ideológico, en lo que enmarcar la soez y blasfema manifestación de la inauguración de los Jugos Olímpicos en Paris, así como los ataques que los defensores de la vida que están sufriendo especialmente en EEUU; y el segundo plano es el de la violencia del islamismo contra los cristianos en muchas partes del mundo, especialmente en África y Asía; y también la política: la de las izquierdas o progres, como en países como Nicaragua, Venezuela, etc. Y también en Europa: como afirma Anja Hoffmann: «La discriminación hacia los cristianos en Europa ha aumentado significativamente». Ver: Aumenta la violencia contra los cristianos en Europa
2.- La apostasía silenciosa que va vaciando las iglesias (y, como se ve en la foto, también la plaza de San Pedro del Vaticano, 18 de agosto). Nunca se había visto a la hora del Ángelus la plaza así, con tan poquita gente. Y lo mismo está ocurriendo con las iglesias, que si aún no se nota a ojos vista, es porque se están reduciendo el número de misas y concentrándose en menos, especialmente los domingos. Esto no es de ahora, ya viene sucediendo tiempo atrás, y por poner una fecha, principalmente con el inició de siglo XXI; esta cuarto de siglo está siendo demoledor para la fe y la práctica religiosa. La Juventud, especialmente, ha desertado en masa de la religión. Es tristísimo y digno de lamentarse, pero así es. ¿Qué se puede hacer?… Francamente todo está en las manos del Señor. Tan sólo añadir que este enfriamiento de la fe nos recuerda a lo que ya mencionara Jesús sobre el fin de los tiempos: si habría fe para entonces sobre la Tierra.
Que Dios nos bendiga a todos, y su ternísima Madre nos cuide, guie y nos conserve firme en la fe en su Hijo.