- Quien se aferra a las cosas materiales, corre el serio riesgo de ser arrastrado… de correr su misma suerte: la de su final, que no es otro que el desaparecer.
- Si mi deseo es el que determina la realidad, estamos disparatando pues la realidad es lo que es, como los hechos son lo que son, y contra ello no hay opinión-deseo que lo subvierta a mi medida. ¡Humildad!
- Dios nos ha hecho para converger con él, con esa tendencia, con esa línea trazada, con ese designio interior, con esa sed; nuestro andar, nuestro existir, es un camino en esa dirección de aproximación, de encuentro, de íntima unión, de santidad.
- Jesús nos quiere libres, porque solo así somos nosotros mismos amando con un corazón verdadero. El único amor válido es el que parte de la libertad. Por eso Dos nos ha creado libres, para que vivamos de ese amor.
- El ser humano está hecho para amar, para confiar y creer; es una tendencia formal que forma parte de sí, así está constituido, por obra de Dios. Ahora bien, esto se puede trastornar en cuanto a fin o contenido de la formalidad que le constituye. Así decía Pascal: «El espíritu cree naturalmente, y la voluntad ama naturalmente; de manera que, a falta de verdaderos objetos, se ligan a los falsos.»
- Hemos sido creados gratuitamente y después hemos sido salvados también gratuitamente; ahora bien, que se sea de gratis no quiere decir que nosotros no tengamos que poner nada por nuestra cuenta: esta gracia santificante hay que acogerla en medio de una escenario vital doloroso, de cruces, de sacrificio, de pecado.
- Jesús dice: «Estén atentos orando en todo momento» (Lc 21,36). La oración nos resitúa, centra en lo importante, en lo sustancial, en el propósito de la existencia.
- La primera obligación de los que tienen cualquier poder no es la de la de la tarea que se deriva de poder, la de servir y procurar el bien común, es la del respeto por la dignidad sagrada de cada persona que está bajo su amparo.
- Se da de lo dado, o por lo dado, se da desde la gracia. Se da con humildad o no se da, aunque se dé.
- Da lo que tienes, tus talentos y tus bienes, ponlos a disposición de Jesús y de los demás. No temas, nada se perderá, porque, si compartes, Dios multiplica, ya aquí, sobre todo con gracia, y más allá, con vida santa.