Pensamientos de Fe (137)

  1. Cuando se actúa inmoralmente se dejan girones del alma. Lo más importante en esta vida es la lucha por el alma, su cuidado, engrandecimiento y salvación. Todo lo demás, en comparación, no es nada.               
  2. Destruir la vida en el seno materno comienza por no reconocerlo; exonerar a la conciencia de cualquier culpabilidad, anegarla de tibieza. Si el acabar con una vida inocente resulta indiferente, ¿de qué seremos capaces? ¿quién o qué nos podrá detener de no hacer cualquier otra cosa, cuando cualquier otra cosa siempre será menor?
  3. De la creciente mentalidad materialista del hombre progre del mundo actual no esperemos grandes cosas en lo más propiamente humano, moral y espiritual. Desengañemos, no siempre que se progresa en según qué plano se asciende. La deshumanización puede acaecer sin que seamos «conscientes» de ella.
  4. Se da cada día más el miedo a que los tuyos opten por eutansiarte en lugar de cuidados paliativos. No examinamos de lleno a un mundo cada vez más materialista, donde todo es materia inhóspita sin consideración de compasión.
  5. La deshumanización puede acontecer sin que seamos «conscientes», con toda «naturalidad»; pues, como el pez, nos hallamos sumergidos en esa agua, sin que nos demos cuenta de que ya no podemos vivir fuera de ella.
  6. La bondad y la felicidad no coinciden en esta vida. Es una realización que solo tendrá lugar en otro orden existencial; es decir en el cielo.
  7. El Bautismo es al espíritu lo que las vacunas al cuerpo, evitan que nos contagiemos de males y enfermedades, que nos debiliten y a su vez contagiemos generando más mal y esparzamos más virus, propagando la inmundicia. Somos responsables de no bautizarnos, en proporción directa al mal que hacemos contaminando el medio en que vivimos.
  8. La tibieza, la indiferencia, la confortabilidad de la insensibilidad… es la resistencia encubierta que nos deja tan tranquilos. El diablo, padre de la mentira, nos deja actuar hasta cierto punto con amor con tal de que no vayamos más allá, con tal de que no amemos demasiado, para que no nos alejemos de estar a su alcance.
  9. «Lo esencial es invisible a los ojos» (Saint-Exupéry, El Principito). Y San Pablo: «lo visible tiene una causa invisible» (Heb 11,3) y «no miramos las cosas que se ven, sino las que no se ven, pues las visibles son temporales, las invisibles eternas» (2 Cor 4,28). Si eso es así, hay que concluir que tenemos que revisar seriamente cómo nos planteamos la vida; pues estamos viviendo como si eso no fuera así. Será, pues, porque no lo creemos verdaderamente. Pero ¿y si realmente fuera cierto?… ¡Cuánta responsabilidad culposa!
  10. «No temas, basta que tengas fe» (Mc 5,36b). Jesús hace referencia a la vinculación de la fe y el miedo, como también en la escena de la tempestad calmada (Mc 4,35-41): “¿Por qué tenían tanto miedo? ¿Aún no tienen fe?” (Mc 4,40)De lo cual se desprende que la situación de necesidad de ser salvados (del miedo a perecer), se sucede la apertura a la fe, a tener que confiarse en Aquel que todo lo puede. Como dice el papa Francisco: «La fe comienza por el creer que no nos bastamos nosotros mismos, con el sentir que necesitamos a Dios.»  La fe disipa los miedos, se apoya en la confianza y se abre a recibir la gracia que Dios siempre ofrece, y dispone a hacer la voluntad de Dios. De modo que quien tenga fe, no debe tener miedo, pues está a salvo, salvado. No tener fe es empezar a temer; temer supone apoyarse en uno mismo y no confiar en Dios.

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