Dios tiene su tiempo, tiene sus maneras… y sabe mejor que nosotros lo que nos conviene, y según esto nos dará lo que le pidamos, porque Él mismo comprometió su palabra: «Pedid y se os dará (…); porque todo el que pide recibe» (Mt 7,7-8). Pero dará cosas adecuadas –buenas– a la persona que pide: “vuestro Padre que está en los cielos dará cosas buenas a los que le piden”. (Mt 7,11).
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Al ser asaltado por unos malhechores, un hombre consiguió escapar y huir ocultándose en unas cuevas próximas.
Los malhechores le persiguieron amenazándole con matarle. Y comenzaron por registrar las cuevas.
El hombre, angustiado, se puso a implorar a Dios:
—Dios todopoderoso, haz que dos ángeles bajen y tapen la entrada, para que no entren a matarme.
En ese momento escuchó a los hombres acercándose a la cueva en la que el se encontraba, y vio que apareció una arañita. La arañita empezó a tejer una telaraña en la entrada. El hombre volvió a elevar otra plegaria, esta vez más desesperado:
—Señor te pedí ángeles, no una araña. —Y continuó—: Señor, por favor, con tu mano poderosa coloca un muro fuerte en la entrada para que los hombres no puedan entrar a matarme.
Abrió los ojos esperando ver el muro tapando la entrada, y observó decepcionado a la apenas minúscula arañita tejiendo su telaraña. Ya oía a los malhechores muy próximos, en la cueva anterior a la que se encontraba. Ya esperaba ser capturado y muerto. Cuando los malhechores estuvieron frente a la cueva, ya la arañita había cubierto toda la entrada con su telaraña, y entonces él pudo escucharles:
—Entremos en ésta.
—No, no es necesario. En ésta no está. La telaraña demuestra que nadie ha entrado aquí desde hace tiempo. Vamos a otra.
..ooOoo..
Si le pides a Dios un árbol te lo dará, en forma de semilla.
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“Esperemos siempre. Y sabemos que siempre podemos ser escuchados. Pero no sabemos nunca del todo el `cómo´” (J. M. Díez-Alegría)[1].
Muchas veces pedimos cosas que desde nuestra perspectiva humana son lo que urgentemente necesitamos, pero Dios nos da otras con las que nos muestra mejores soluciones.
Dios obra sus prodigios de forma humilde, sin ruido ni trompetería, valiéndose de cosas sencillas y cotidianas. Luego está la fe.
Dios actúa por causas segundas, principalmente. Más allá de lo que acontece, aparece o es como si no hubiera nada, pero más allá, más allá de ésta, está lo sobrenatural.
Dios interviene en el mundo allí donde se le posibilita, no es caprichoso, es siempre respetuoso; pedirle es como una autorización a que intervenga, e intervendrá para el bien y según conviene del que le pide.
Dice el papa Francisco sobre la oración de intercesión: «Se necesita constancia. Y aunque muchas veces nos parezca que nuestras oraciones no obtienen resultados, Jesús nos hace entender que Dios siempre responde, que ninguna oración quedará sin ser escuchada. Podemos estar seguros de que Dios responderá. La única incertidumbre se debe a los tiempos, pero no dudemos de que Él responda. Tal vez tengamos que insistir por toda la vida, pero Él responderá«[2].
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[1] R. DE ANDRÉS, «Ejercicios para testigos», Paulinas, Madrid, 1979, p.187.
[2] Audiencia general, 9 de enero de 2019 Catequesis del Papa Francisco sobre el Padre Nuestro.