Nuestra Señora de Akita, Japón

Akita es continuación de La Señora de Todos los Pueblos. En 1973 una estatua de ella lloró 101 veces y otros prodigios, y la Virgen luego se apareció a la vidente; todo ante numerosos testigos; el Obispo declaró sobrenaturales a los eventos.

A partir de 1973, en la villa japonesa de Akita, una estatua de La Señora de Todos los Pueblos lloró, sudó abundantemente con un dulce perfume y la palma de su mano derecha sangró de una herida que tenía la forma de la cruz, según el testimonio de mas de 500 Cristianos y no cristianos, incluyendo el alcalde budista del pueblo. Una monja, Agnes Katsuko Sasagawa, ha recibido los estigmas y mensajes de Nuestra Señora.

El cardenal observó que Akita es también una continuación de los mensajes de Fátima.

En 1973, la Bendita Virgen María le dio a la Hermana Agnes Katsuko Sasagawa, 3 mensajes a través de una estatua de la Virgen María, que bañada en una luz brillante se volvió viva y le habló con una voz de una belleza indescriptible. Su ángel de la guardia también se le apareció y le enseñó a rezar.

La estatua de madera de la cual salió la voz de la Virgen María lloró 101 veces en un periodo de varios años. También sudó abundantemente y el sudor emanaba un dulce perfume. La palma de su mano derecha sangró de una herida que tenía la forma de la cruz.

Cientos de personas presenciaron muchos de estos eventos. Un análisis científico de la sangre y las lágrimas de la estatua provisto por el Profesor Sagisaka de la facultad de Medicina Legal de la Universidad de Akita, confirmó que el sudor, la sangre y las lágrimas eran humanas. Ellas venían de tres grupos de sangre: O, B y AB.

Esta aparición fue aprobada en 1984 por el Obispo Monseñor John Shojiro Ito y confirmada por el Cardenal Ratzinger (hoy Benedicto XVI), Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe en 1988.

CONTINUACIÓN DE FATIMA Y DE LA SEÑORA DE TODOS LOS PUEBLOS

Akita tiende un puente entre dos apariciones fundamentales de nuestro siglo.

La primera es Fátima en Portugal. En Akita se repite la esencia del mensaje de Fátima sobre la necesidad del mundo de arrepentirse, hacer oración de reparación, y la inminencia de un castigo de Dios a esta humanidad alejada.

Según afirma la hermana Agnes, la Virgen le enseñó a rezar después de cada misterio del rosario la oración que Ella les había enseñado a los tres pastorcitos en Fátima: “Oh Jesús mío, perdona nuestros pecados, presérvanos del fuego del infierno y lleva a todas las almas al cielo, especialmente a las más necesitadas de tu misericordia”. Su ángel custodio rezaba muchas veces con ella el rosario. Ella dice que su voz era bella, pero la de la Virgen tenía algo más de divino; la del ángel parecía un canto, la de la Virgen, una oración.

La segunda referencia es la aparición de La Señora de Todos los Pueblos, en Amsterdam, Holanda, producida desde el año 1945. Allí María introduce su pedido de aprobación por parte de la Iglesia, del quinto y último dogma de Fe Mariano: María como Corredentora, Abogada y Mediadora, dándole a la Pastora de los tiempos finales el rol que Jesús le asignó, y que estaba ya escrito desde el libro del Génesis, 3:15.

Es precisamente una estatua de ésta última uno de los actores de esta aparición, porque en los años sesenta, un sacerdote alemán regaló una estampa con la imagen y la oración de Nuestra Señora de Todos los Pueblos (Amsterdam, Holanda), traducida al japonés, al pequeño convento situado en el norte del Japón. Después de la milagrosa sanación de una novicia a través de la oración que estaba en el anverso de la estampa (el rezo que María entregó a la vidente de Amsterdam), la superiora del claustro quiso expresar su gratitud y comisionó a un escultor budista a tallar en madera una réplica exacta de la imagen de Nuestra Señora de Todos los Pueblos.

Esta talla de la Corredentora mide casi un metro de alto y, al igual que la original, representa a María, de pie, sobre el globo terráqueo, con los brazos abiertos y extendidos hacia abajo, y delante de la cruz, la cual está encajada sobre la Tierra. Las facciones del rostro de María siguen el patrón oriental, en esta imagen.

Claramente María preparó el escenario de lo que allí habría de ocurrir en 1973. Akita marca la insistencia celestial a la Iglesia, sobre la aprobación del quinto dogma de Fe Mariano. A la fecha aún no se ha aprobado este dogma, pese al pedido de muchos cardenales y obispos, y del Cielo mismo que desde Akita y desde Amsterdam grita.

LA VIDENTE

Sor Agnes Sasagawa, es una Hermana de la Orden de las Custodiadoras de la Eucaristía, en un Japón donde sólo el 0,3 % de la población es Católica.

En este pobre convento vivían, lo más cristianamente que ellas podían, cinco religiosas de un Instituto secular. Ellas disponían de una capilla con la presencia constante del Santísimo Sacramento. Cerca del tabernáculo, había una estatua de madera de vainero, llamado comúnmente árbol de Judea, representando a la Santísima Virgen, parada sobre el globo y adosada a la Cruz.

La Hermana Sasagawa sufría de una aguda sordera, enfermedad que jugó un rol importante en el desarrollo de la aparición y en su aprobación posterior por parte de la Iglesia.

Sor Agnes mostró en todo momento una obediencia ejemplar a la jerarquía Eclesiástica. No reveló ninguna de sus experiencias Místicas, sin antes compartirlas con sus superiores. El Padre Yasuda, director espiritual de la religiosa, y el Obispo de Nigata, John Ito, tuvieron un papel protagónico a lo largo de todo el proceso. No solo fueron el sostén de Sor Agnes durante la aparición, sino que también fueron testigos de los fenómenos místicos observados en la imagen de madera de María, así como de la curación milagrosa de la sordera de la vidente. También las cohermanas de Sor Agnes, sus compañeras de convento, fueron testigos y sostén permanente.

HISTORIA DE AKITA

En 1969, la Hermana Agnes (entonces una postulante a la Orden), recibió un mensaje mientras se encontraba orando. Un ser angelical apareció ante ella y le dijo que rezara al final de cada diez cuentas del Rosario, esta oración: “Oh mi Jesús, perdona nuestros pecados; sálvanos del fuego del infierno; guía a todas las almas al Cielo, especialmente a aquellas más necesitadas.” Esto sucedió un viernes de enero.

Aunque Sor Agnes lo desconocía, este fue uno de los rezos dados a los niños de Fátima más de sesenta años antes. Lo que iba a suceder años después fortaleció más aún el acercamiento de los hechos de Akita con las apariciones de Fátima.

En junio de 1973, los días 12, 13 y 14, siendo Sor Agnes ya religiosa, vio unos rayos luminosos que salían del Sagrario de la capilla. Ella luego escribió en su diario personal: “..De pronto una luz deslumbrante salió del Santísimo Sacramento. Como en una ocasión anterior, algo como niebla o humo empezó a juntarse alrededor del altar y de los rayos de luz. Entonces aparecieron una multitud de seres semejantes a los ángeles, que rodearon el altar en adoración ante la Hostia. El brillo de la Hostia era tal que no podía mirarla directamente. Cerrando los ojos, me postré instintivamente…”.

El 28 de junio, una herida en forma de Cruz se formó en la palma de la mano izquierda de Sor Agnes. Ésta le causaba un dolor muy vivo, el que recrudeció el 5 de julio. Sin embargo, siguió trabajando y ocupándose de la sacristía de la capilla.

El viernes 6 de julio de 1973, a las tres de la mañana, su ángel de la guarda se le aparece y la lleva a la Capilla. Al llegar, el ángel desapareció mientras Sor Agnes se arrodillaba delante del altar frente al Sagrario, en adoración profunda.

Al acercarse a la estatua de la Virgen María observa una herida que apareció en la mano de la misma, en forma de Cruz. Apenas lo hace, escucha una voz dulce y misteriosa proveniente de la estatua, mientras observa que ésta se transfigura, tornándose luminosa y viva. Sor Agnes era sorda, pero de una manera milagrosa recibe un primer mensaje de la Virgen. El mismo día, algunas hermanas descubrieron gotas de sangre que fluían de la mano derecha de la estatua. Este flujo de sangre se repitió cuatro veces. La llaga en la mano de la estatua permaneció hasta el 29 de septiembre. Pero ese mismo día, la estatua comenzó a “sudar”, especialmente por la frente y el cuello.

El 25 de julio, Monseñor Ito (el Obispo del lugar) se dirige al convento para verificar el sangramiento en la mano de la estatua.

El 27 de julio, Sor Agnes sintió un dolor violento en la herida de la palma de su mano, cuando el ángel le dijo: “Tus dolores terminarán hoy. Guarda con mucho celo el recuerdo de la sangre de María y grábalo en tu corazón. La herida de María tiene un significado muy importante: ha sido hecha para obtener vuestra conversión, para implorar la paz, para reparar las ingratitudes, ofensas, ultrajes e injurias que Dios recibe. Tengan en gran estima la devoción a la preciosísima sangre de Cristo”.

El 3 de agosto de 1973, Sor Agnes recibió un segundo mensaje y el 13 de octubre del mismo año, el tercero y último (en el aniversario de la última aparición de Fátima, día en que se produjo el Milagro del Sol).

El día 13 de octubre de 1974, mientras saludaba al Santísimo Sacramento, Sor Agnes fue instantáneamente sanada de su sordera. La hermana misma telefoneó a monseñor Ito y le habló como una persona normal que no había estado enferma. El día siguiente, el médico dio este diagnóstico: “Facultad de oír normal”. Esta recuperación del oído le duró a Sor Agnes seis meses, luego ella volvió a estar sorda otra vez. Dios le pidió que hiciera el ofrecimiento de ese sacrificio. Pero nueve años más tarde ella sanaría definitivamente por un milagro de la Eucaristía, el último domingo del mes de mayo en 1982, día de Pentecostés, durante la bendición con el Santísimo Sacramento.

A partir del 4 de enero de 1975 comienza el fenómeno de la lacrimación de la estatua, el cual duró hasta el 15 de septiembre de 1981. Monseñor Ito fue testigo ocular de las lágrimas derramadas por los ojos de la estatua, que lloró 101 veces, incluso ante las cámaras de televisión que acudieron al lugar.

El día que comenzó la lacrimación, el ángel se apareció a Sor Agnes y le dijo: “No te sorprendas de ver a la Santísima Virgen María llorar. Una sola alma que se convierta es preciosa a su Corazón. Ella manifiesta su dolor para avivar vuestra fe, siempre tan inclinada a debilitarse. Ahora que habéis visto sus preciosas lágrimas y, para consolarla, habla con valor, extiende esta devoción por su gloria y la de su Hijo”.

El propio Obispo Monseñor Ito envió para su análisis (sin identificar el origen), las muestras de sangre, lágrimas y sudoración. El resultado fue terminante: se trataba de muestras de origen humano, aunque de forma curiosa, el tipo de sangre resultó distinto de acuerdo a las distintas fechas en que se extrajeron las muestras. El Padre Yasuda, director espiritual de la Hermana Agnes, fue testigo del llanto de la imagen 98 de las 101 veces que vertió lágrimas. Cientos de personas vieron el milagro del llanto y la fe no era necesaria para atestiguarlo.

Es el propio Ángel custodio de Sor Agnes quien finalmente le revela la clave sobre las 101 oportunidades en que derrama lágrimas la imagen de Akita. El primer uno representa a la primer mujer, la que inició el camino del pecado, Eva. El Ángel le indica a Sor Agnes que lea Génesis 3,15, cuando Dios le habla a la serpiente (satán): Haré que haya enemistad entre ti y la mujer, entre tu descendencia y la suya. Ella te pisará la cabeza, mientras tú herirás su talón. De este modo, ya en el Génesis se habla de la criatura más perfecta jamás creada, María. Así, el segundo uno de la cifra 101 representa a la última mujer, la que vencerá al mal, según está indicado en el último libro de las Escrituras, el Apocalipsis de San Juan: María, la Mujer vestida del sol. El cero que está entre ambos unos, según lo indicó el Ángel, representa al Dios eterno.

MILAGROS

Maravillas de toda clase, debido a la presencia de la estatua, se sucedieron frecuentemente, lo que hizo necesario tener un catálogo. Hubo muchas conversiones. Hubo muchas curaciones.

 

APROBACIÓN DE LA IGLESIA

El 22 de abril de 1984, después de ocho años de investigación y habiendo consultado con la Santa Sede, los mensajes de Nuestra Señora de Akita fueron aprobados por el obispo de la diócesis de Niigata, Japón, Monseñor John Shojiro Ito. El declaró que los eventos de Akita son de origen sobrenatural y autorizó en toda la diócesis la veneración de la Santa Madre de Akita.

Dice textualmente el obispo en su carta pastoral: “Entre los acontecimientos misteriosos sobrevenidos con respecto a la estatua de la Virgen de Akita se puede citar: la sangre que corrió de la mano derecha. Algo, como si fuera sudor, que corría en tan gran cantidad que hubo necesidad de secarlo, sudor que desprendía olores suaves. La cosa más resaltante fue el agua que corría de los ojos, como si fueran lágrimas humanas. Esta lacrimosidad empezó en enero de 1975 y continuó hasta el 15 de setiembre de 1981. En total fueron 101 lacrimaciones. Yo fui testigo, cuatro veces, junto con unas 500 personas que la vieron también. Dos veces gusté esta agua que corría de los ojos y pude comprobar que era salada como las lágrimas de un ser humano. Según el análisis hecho por el profesor Sagisaka de la Facultad de Medicina de Akita, se comprobó que se trataba de un líquido del cuerpo humano.”