En el día de san Esteba, el protomártir, se inauguró la persecución de los seguidores de Cristo, el Mártir que nos enseñó el camino de su testimonio. Desde entonces hasta hoy y para siempre los cristianos seremos perseguidos. Y lo más triste es que, aunque este «parece» ser un mundo con mayor nivel cultural (al menos alfabetizado y de saberes), la persecución religiosa es mayor que nunca.
Este es el santo evangelio según san Mateo (10,17-22), del día de hoy 26 de diciembre:
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus apóstoles: «No os fiéis de la gente, porque os entregarán a los tribunales, os azotarán en las sinagogas y os harán comparecer ante gobernadores y reyes, por mi causa; así daréis testimonio ante ellos y ante los gentiles. Cuando os arresten, no os preocupéis de lo que vais a decir o de cómo lo diréis: en su momento se os sugerirá lo que tenéis que decir; no seréis vosotros los que habléis, el Espíritu de vuestro Padre hablará por vosotros. Los hermanos entregarán a sus hermanos para que los maten, los padres a los hijos; se rebelarán los hijos contra sus padres, y los matarán. Todos os odiarán por mi nombre; el que persevere hasta el final se salvará.»
Es una realidad perversa universalizada. Es un continuo acaecer de hecho luctuosos, de tal forma que se ha hecho una actitud: la de fustigar a la religión cristiana en cualquier lugar y en cualquier momento, y de cualquier manera. Aquí, allá, en tal sitio de la Tierra, y todos los días se suceden noticias contra la fe cristiana y sus valores, y de las formas más diversas: secuestros, atentados, asesinatos, quemas de iglesias, pintadas, etc., en Asía, África, Occidente, etc., de lo que nadie dice nada, y a lo que hay que unir la inaparente pero real y eficaz acción de las ideologías que desde la política, principalmente, a través de sus directrices, normas y leyes plasman antivalores contra los cristianos; lo cual es secundado por los otros poderes mediáticos, financieros, culturales, activistas… y otros que operan opacamente, pero que inciden eficazmente, llevando a la sociedad occidental hacia un cambio de mentalidad y conciencia anticristiana; es decir, se está estableciendo «silenciosamente» un espíritu del tiempo cristianofóbico.
Hay como una mano oscura que moviera desde las tinieblas, oculta en los espacios invisibles, todos estos hechos. Es una cristianofobia que va impregnando nuestras sociedades y globalizándose.
En fin, recordemos que hoy día hay más de 360 millones de cristianos que son, de alguna manera, perseguidos en el mundo, es decir, 1 de cada 7, y los demás, de alguna manera u otra están amenazados por la falta de libertad religiosa, que se extiende inadvertidamente por todas las partes, especialmente en los centros de poder y decisión y en las élites financieras y culturales.
En Puertasabiertas pueden ver las estadísticas de este año:
5 898
Cristianos asesinados
5 110
Iglesias atacadas
6 175
Cristianos detenidos