El aborto, derecho a matar

El Tribunal Constitucional español se ha pronunciado reconociendo el «derecho al aborto»; extralimitándose sus funciones de control; lo cual supone una encubierta reforma la Constitución.

Pasados ya trece años del recurso que interpuso el Partido Popular contra la ley del aborto de Zapatero, «Ley Orgánica 2/2010, de 3 de marzo, de salud sexual y reproductiva y de la interrupción voluntaria del embarazo», el actual Tribunal Constitucional progre, sin más dilación ni miramientos ha avalado la ley del aborto.

Dice la resolución del Tribunal Constitucional:

Esta Ley permitió, por primera vez en nuestro país, la interrupción voluntaria del embarazo por decisión libre de la mujer dentro de las primeras catorce semanas de gestación, introduciendo el denominado “sistema de plazos”, vigente en la mayoría de los países de la Unión Europea. Este sistema vino a sustituir al anterior de “indicaciones”, en que sólo se permitía en aquellos supuestos de riesgo para la vida o salud de la embarazada, violación, o probabilidad de que existieran en el feto graves taras físicas o psíquicas.

Se considera que el sistema de plazos es conforme a la Constitución por cuanto reconoce a la mujer embarazada el ámbito razonable de autodeterminación que requiere la efectividad de su derecho fundamental a la integridad física y moral, en conexión con su derecho a la dignidad y libre desarrollo de su personalidad. Derechos constitucionales que exigen del legislativo el respeto y reconocimiento de un ámbito de libertad en el que la mujer pueda adoptar razonablemente, de forma autónoma y sin coerción de ningún tipo, la decisión que considere más adecuada en cuanto a la continuación o no de la gestación.

Los cuatro Magistrados con voto en contra alegaron:

La sentencia no se ciñe a una interpretación estrictamente jurídica dando entrada a un planteamiento ideológico tendente a crear un inexistente derecho fundamental de la mujer al aborto que, además de dejar desprotegida la vida humana en formación, desborda los límites de enjuiciamiento del TC y acaba imponiendo como único modelo constitucional posible el de la LO 2/2010, cerrando el paso a cualquier otra opción legislativa posible; condicionando los pronunciamientos que en su momento puedan efectuarse en relación con la LO 1/2023. 

Nos manifestamos en total acuerdo con esta nota de los cuatro de los doce magistrados que componen el TC.

Este Tribunal se pone a «legislar» en lugar de ceñirse a su cometido. Si el mismo T.C. no se ciñe a la ley, mal se va a pronunciar sobre su legalidad. Es una atribución que no le corresponde.

Y dice, «reconoce a la mujer embarazada el ámbito razonable de autodeterminación que requiere la efectividad de su derecho fundamental a la integridad física y moral, en conexión con su derecho a la dignidad y libre desarrollo de su personalidad.» No nos hablan de el ámbito razonable…. sino de la ley, no opiniones.

Vienen a «meter» en la Consticución un derecho nuevo: el del aborto.

Hablan del respeto, la libertad, la autodeteminación, etc., de la mujer; pero nada del niño o nasciturus; este está ausente, como si no existiera. ¡Claro!, si no existe, puede seguir dejando de existir, y ¡tan tranquilos! La criatura humana tiene menos derecho -está totalmente desprotegida- que la cría de un animal, la de un perro, por ejemplo.

El progresismo es osado, no rebla, y con todo desparpajo, lo que llevaba hay 10 años, lo han ventilado de dos tardes. Los acomplejados de los Partido Popular, ahora vienen incluso a mostrarse complacientes con la resolución. El partido VOX tiene una oportunidad para marcar terreno, distanciándose ideológicamente del PP que pretenden aglutinar su voto, y desarrollar un proyecto de ley sobre este tema sangrante.

Todo aborto en acabar con la vida de una persona, y persona inocente. Lo más grave que hay. VOX tiene la obligación de dar esta batalla…  

Es duro el que en un proyecto de ley se introduzcan términos de penas de cárcel, pero caben otras alternativas: multas (para el médico notable y para la madre considerable; a pagar en el tiempo, si no puede, retrayéndolo de la nómina…, por ejemplo.). Caben medios para combatir el aborto, sin duda. (Ya ven los progres aborteros no hacen ascos a legislar con cárcel a los próvidas que recen ante un abortorio).

Ah, y además: la «autodeterminación» -según le plazca- de la mujer a poner fin a su embarazo en las primeras 14 semanas, y «de forma autónoma y sin coerción de ningún tipo», es decir, como le venga en gana y sin enterarse de nada, sin conocimiento de la realidad, sin molestias de conciencia. Y para finalizar, se advierte que la objeción de conciencia debe ser interpretada de manera restrictiva.

………

 

Nota de la Comisión Ejecutiva de la Conferencia Episcopal Española ante la sentencia sobre la Ley del aborto del Tribunal Constitucional.

El pasado 9 de febrero de 2023 el Tribunal Constitucional rechazó, después de 13 años, la ponencia que declaraba inconstitucional la «Ley orgánica 2/2010 de salud sexual y reproductiva y de la interrupción voluntaria del embarazo», pidiendo una nueva ponencia.

En aquella ocasión ya alertamos del peligro que supondría votar a favor de una nueva ponencia que presentara el aborto como un derecho, avalando de este modo una ley ideológica, acientífica y que promueve la desigualdad. Lamentablemente se acaba de aprobar dicha ponencia que declara constitucional que haya seres humanos que no tienen derechos. «¿Cómo es posible hablar todavía de dignidad de toda persona humana, cuando se permite matar a la más débil e inocente? ¿En nombre de qué justicia se realiza la más injusta de las discriminaciones entre las personas, declarando a algunas dignas de ser defendidas, mientras a otras se niega esta dignidad?» (1)

Hacemos nuestras las palabras que el Papa Francisco ha pronunciado recientemente sobre el tema: «Este es el camino nefasto de las colonizaciones ideológicas que (…) anteponen a la realidad de la vida conceptos reductivos de libertad, por ejemplo, presentado como conquista un insensato derecho al aborto (2)». Una vez más constatamos que «el derecho a decidir y el deseo-sentimiento adquieren categoría jurídica al servicio de la construcción de un nuevo modelo social, para lo que es preciso «deconstruir» lo esencial del sistema vigente» (3).

Ante la aprobación de esta ponencia:

  1. Defendemos la dignidad de cada persona humana, creada a imagen y semejanza de Dios, independientemente de su edad, raza, estado de salud.
  2. Solo se podría afirmar el derecho al aborto en el caso de que el embrión o el feto no fueran nada; pero, el no nacido no es una cosa, es un ser humano. Por eso, calificar como derecho la eliminación de manera voluntaria de la vida de un ser humano inocente es siempre moralmente malo. Con esta ley, el ser humano en los primeros momentos de su existencia es un verdadero sin papeles, candidato a la expulsión del seno materno.
  3. Queremos reiterar nuestro apoyo incondicional a las mujeres que sufren las consecuencias de un embarazo no deseado, ofreciéndoles la ayuda eficaz de la Iglesia, a través de tantos programas y asociaciones, recordándoles que la muerte del hijo que llevan en su seno nunca es la solución a sus problemas.
  4. Reiteramos que con esta ley los derechos y obligaciones del padre del no nacido quedan inhibidos y censurados.
  5. Recordamos que, con resoluciones como la que se acaba de aprobar, «el «derecho» deja de ser tal porque no está ya fundamentado sólidamente en la inviolable dignidad de la persona, sino que queda sometido a la voluntad del más fuerte. De este modo la democracia, a pesar de sus reglas, va por un camino de totalitarismo fundamental» (4).
  6. Invitamos a los profesionales sanitarios a ejercer su derecho a la objeción de conciencia y de ciencia, ya que «leyes de este tipo no sólo no crean ninguna obligación de conciencia, sino que, por el contrario, establecen una grave y precisa obligación de oponerse a ellas mediante la objeción de conciencia» (5).
  7. Animamos a todos los miembros del pueblo de Dios y a todas las personas de buena voluntad a rechazar cualquier atentado contra la vida, y a seguir trabajando con valentía y creatividad por instaurar la tan necesaria cultura de la vida. Sería muy grave quedarnos de brazos cruzados pensando que ya nada se puede hacer.

  Que Santa María, Madre de la Vida, guíe nuestros pasos y nos llene de vigor para promover la dignidad de la persona humana, desde su concepción hasta su muerte natural.

(1) SAN JUAN PABLO II, Discurso a los participantes en el Convenio de estudio sobre «El derecho a la vida y Europa» (18 diciembre 1987).

(2) PAPA FRANCISCO, Encuentro con las autoridades, la sociedad civil y el cuerpo diplomático (20 de abril de 2023).

(3) CONFERENCIA EPISCOPAL ESPAÑOLA, El Dios fiel mantiene su alianza, nº 39.

(4) SAN JUAN PABLO II, Encíclica Evangelium Vitae nº 20.

(5) Ídem. nº 73.

 

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