- España es la tierra de María. Porque se comprendió como en ningún otro lugar que si no te pones de rodillas en dulce veneración ante la Madre de Dios y Madre nuestra, ¿ante quién te vas a poner? La Virgen intercede como nadie ante su Hijo por sus hijos… Ella, con corazón maternal, vive pendiente de los más necesitados, como hizo en las bodas de Caná.
- La gente razona poniendo los argumentos a favor; por ejemplo, pueden echar mano de aquello de «ver las cosas según el contexto del momento actual»; con esta visión de las cuestiones, ¿qué se puede resistir a traer el agua a mi molino? Hace falta ser humilde para arrostrar la verdad de las cosas, libres de nuestras adherencias mentales, ideológicas, interesas y de todo tipo, que proyectamos subvirtiendo lo que verdaderamente nos convierte y nos hace avanzar en la dirección adecuada, según la voluntad de Dios.
- El mal, el pecado, nuestra responsabilidad… existen y son verdaderos. Cuántas veces nos sorprendemos diciéndonos ¡qué mal esta esto! Como si el mundo fuera a peor, viendo la cantidad de mal que nos rodea. Pero ¿Cuánta responsabilidad tenemos en ello? Cuando pecamos contribuimos a ese mal.
- Nuestro pecado tiene consecuencias desastrosas. Todos, en diferente medida, tenemos participación en el mal existente. El mal que hacemos no es inicuo: es malvado, injusto, en sus consecuencias.
- Nadie es feliz sin ser virtuoso. Esta verdad aristotélica -y firmada por el sentir cristiano- tiene hoy pocos seguidores. ¡Así nos va! El poco aprecio por las virtudes genera insatisfacción vital, aunque no queramos deja un poso de infelicidad, que deriva en tantos males como nos asedian (ni que decir tiene: los suicidios, la criminalidad, los abusos sexuales, los fraudes, las infidelidades, los abortos, las desestructuraciones familiares, etc.)
- Dios no necesita de nuestra oración; nosotros, sí.
- La gente más santa, de misa dimiaria y oración, que es la de más conciencia y comprometida, es la que tiene la sensibilidad espiritual y moral y de fidelidad a la doctrina para iluminar muchas cuestiones que se suscitan hoy día y en qué dirección ha de caminar la comunidad eclesiástica…
- Hay que orar ante el Santísimo. Una persona que pasa 40 minutos diarios ante el Señor es una roca, sobre ella se asentará algo suficientemente grande.
- La ternura es fácil de herir. La inocencia es fácil de engañar. La bondad es fácil de golpear. El amor es fácil de decepcionar. La vida es un riesgo, la vida auténtica es un riesgo que merece la pena, pues al final siempre se acabará ganando, aunque tan solo esto se vea más allá del final, cuando la vida verdadera comienza a ser. Todo lo bueno necesita sustentarse en la Esperanza.
- La lógica teológica tiene más razón, va más lejos que la lógica… natural, filosófica, científica, mundana. Es menos estricta y alicorta, la sobrepasa y tiene menos de fundamentalista; porque es realmente humana. Es la lógica bondadosa, amable, empática, misericordiosa…; es la razón razonable.