Meteorito

Según parece, uno de los fenómenos que acaecerá al final de los tiempos será la caída de un meteoro sobre la tierra.

Días atrás escuche en una entrevista que realizaron en la radio a un científico decir que «apenas conocemos o tenemos localizados a una pequeña cantidad (un 10%) de los meteoros que anda dispersos por el universos susceptibles de ser una ¾muy poco probable¾ amenaza para la tierra. Pero de esa gran mayoría que no sabemos, en cualquier momento puede aparecer ante nosotros uno de ellos y convertirse en una verdadera amenaza… Y lo peor es que no tenemos tecnológicamente capacidad para neutralizarlo«.

Y, hace un par de años, un miembro de la NASA, Joseph Nuth, advirtió que los seres humanos estamos absolutamente inermes ante la posible colisión de un asteroide o un cometa: «El mayor problema, básicamente, es que no hay mucho que podamos hacer al respecto».

Según las revelaciones bíblicas y privadas, todo apunta a que un meteorito irrumpirá en el espacio precipitándose sobre la tierra. Sería como la «causa segunda» por la que Dios intervendría para corregir y rescatar a una humanidad perdida y depravada, en manos del Maligno y su secuaz el Anticristo.

 

Capítulo 8 del Apocalipsis:

5 Después el Angel tomó el incensario, lo llenó con el fuego del altar y lo arrojó sobre la tierra. Y hubo truenos, gritos, relámpagos y un temblor de tierra.

6 Y los siete Angeles que tenían las siete trompetas se dispusieron a tocarlas.

7 Cuando el primer Angel tocó la trompeta, cayó sobre la tierra granizo y fuego mezclado con sangre: la tercera parte de la tierra fue consumida, junto con la tercera parte de los árboles y toda la hierba verde.

8 Cuando el segundo Angel tocó la trompeta, se precipitó sobre el mar una masa incandescente, grande como una montaña: la tercera parte del mar se convirtió en sangre;

9 murió la tercera parte de los seres vivientes que habitan en sus aguas, y fue destruida la tercera parte de las naves.

10 Cuando el tercer Angel tocó la trompeta, un astro enorme que ardía como una antorcha cayó del cielo sobre la tercera parte de los ríos y de los manantiales.

11 El astro se llamaba «Ajenjo». La tercera parte de las aguas se convirtió en ajenjo, y murieron muchos hombres que bebieron de esas aguas, porque se habían vuelto amargas.

Y acaso estas palabras de san Pedro ratificando al profeta Joel ¿no son consecuencia del impacto del meteorito?:
Hechos 2:

17 Sucederá  en los últimos días, (…)

19 Haré prodigios arriba  en el cielo    y señales abajo  en la tierra.

20 El sol se convertirá en tinieblas,   y la luna en sangre,  antes de que llegue el Día grande del Señor.

La cita es del profeta Joel 3:

Y realizaré prodigios en el cielo y en la tierra,  sangre, fuego, columnas de humo.

4  El sol se cambiará en tinieblas   y la luna en sangre,  ante la venida del Día de Yahveh,  grande y terrible.

La Virgen María en su aparición como «La Señora de todos los Pueblos» dice: «Las grandes potencias caerán; vendrá una lucha político-económica; cuidado con los falsos profetas; poned atención a los meteoros; vendrán calamidades; vendrán calamidades naturales.»

El meteorito produciría lo que se refiere en el Apocalipsis en los capítulos 8 y siguientes, con el toque de las siete trompetas, y el capítulo 16, con «las siete copas de la ira de Dios».

Ya veremos. Por si acaso… Hagamos caso a san Pedro en su segunda epístola, cap. 3:»Vosotros, pues, queridos, estando ya advertidos, vivid alerta, no sea que, arrastrados por el error de esos disolutos, os veáis derribados de vuestra firme postura.»

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