Categoría: PAGANISMO
El derecho y el deber a hablar
Trasladémonos al monte Carmelo y veamos (Reyes 18,20-39) al profeta Elías enfrentándose en a la corte de asesores (profetas de Baal) del rey Ajab, tratando que todo Israel ofreciera adoración a los ídolos baales en lugar de a Yahvé…. . Imaginemos a Pedro, Pablo y a los primeros cristianos en las catacumbas romanas predicando al Dios verdadero y único Jesucristo, al que se debe adorar y no a la corte de dioses romanos…; predicarían de no incensar ni sacrificar nada a los ídolos paganos romanos. Y nos preguntamos si los fieles que les escuchaban les recriminarían por «meterse en política» yendo contra la voluntad de los cesares de adorar a los dioses del imperio, ¿se les acusaría de estar haciendo sermones políticos, como se hace hoy día?
La curación del leproso Naamán
Tal como hoy, lunes de la 3ª semana de Cuaresma, la primera lectura de la misa trata del bello relato de la curación de Naamán el sirio y su conversión, y la actitud absolutamente magnánima del profeta Eliseo.
Cómo la baja natalidad hundió el Imperio Romano
Nuestro interés por la historia persigue evitar que repitamos los mismos errores del pasado, pero en la cuestión demográfica preferimos la ignorancia.
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Jesús se quedó admirado
9 de febrero. En la liturgia de la palabra hemos escuchado del evangelio de san Marcos la perícopa del capítulo 7,24ss. De lo que en ella acaece llama la atención algunas cosas que queremos comentar y compartir con todos vosotros, queridos lectores.
El Resto
La primera lectura de la liturgia de la misa de hoy 29 de enero, del profeta Sofonías, hace referencia a la profecía de que al final de los tiempos quedará un RESTO: una pequeña parte de fieles (cristianos), por las persecuciones, el enfriamiento de la fe y la apostasía.
La rapante mediocridad
Algo hay que no va como se supone que debería ir. La mediocridad existencial del ser humano de actual es apabullante. No hay honor, no hay amor a la verdad, no hay moral, no hay grandeza, no hay genio creador, no hay aspiración a lo más sublime y elevado; se vive para nada, sin trascendencia, sometidos a la efímera transitorialidad de los placeres fugaces.
Necesitamos de Dios, aunque solo sea moralmente
Podríamos recurrir a Kant para echar mano del argumento moral para hablar de la necesidad que tenemos de Dios, el filósofo empleó el hecho moral para afirmar su existencia.
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