Jornada Pro orantibus: 6 razones para dar gracias por la vida contemplativa

“Es la voz de la Iglesia y de tantos hombres y mujeres que no saben, no quieren o no pueden rezar”, dicen los obispos en su mensaje

España es una de las ‘potencias espirituales’, con 9.000 monjas y monjes en 800 monasterios

En la sociedad de la prisa, cuesta entender el hecho de quedarse quieto para volver los ojos a los alto y rezar por los demás, por todos, por gente a la que ni siquiera conoces. Si, además, quienes hacen eso lo hacen desde una vida de clausura, en una opción libre y meditada, la incomprensión es todavía mucho mayor.

Pero esa opción está llena de sentido, y es lo que recuerdan los obispos de la Comisión Episcopal para la Vida Consagrada de cara a la celebración, este domingo, de la Jornada Pro orantibus bajo el lema lema ‘La vida contemplativa. Corazón orante y misionero’.

De la reflexión episcopal se desprenden 6 claras razones para dar gracias por la vida contemplativa, que en España cobijan unos 800 monasterios (35 masculinos y 766 femeninos) y unas 9.000 religiosas y religiosos (8.855 femeninas y 340 masculinos )

 

1.- Gracias por ser “la voz orante de la Iglesia”

La oración que se eleva de los monasterios “es la voz de la Iglesia y de tantos hombres y mujeres que no saben, no quieren o no pueden rezarEsa oración es la voz de tantas personas que sufren –emigrantes, discriminados, abusados, encarcelados– que no saben cómo expresar su dolor e impotencia”, señala el texto episcopal.

2.- Gracias por ser “testimonio y profecía para todos”

La vida contemplativa también es maestra en enseñar a “perseverar en la búsqueda del rostro divino”, en recordar “que el Señor debe llegar a ser nuestro tesoro, nuestro principal bien, lo único que basta”.

3.- Gracias por ser “como los faros en el mar”

Sin ser el puerto de destino, las miles de monjas y monjes “indican la ruta para llegar a él”, porque “cuando uno se ha perdido a causa del oleaje y del viento de la vida, el testimonio de los monjes y monjas ilumina, como buen faro, cuál es la meta a la que estamos llamados”, apuntan los prelados.

4.- Gracias por “iluminar como antorchas”

Como dicen los obispos, “tras indicarnos el puerto seguro, su luz nos acompaña en la travesía que debemos recorrer. Es luz constante que guía nuestros pasos. Nos indica la meta y el camino para llegar al destino. Es luz que permite caminar y ofrece una suficiente confianza para caminar en medio de la noche oscura y tinieblas de la vida”.

5.- Gracias por hacer de “centinelas”

Mientras todos nosotros, quizás demasiados despreocupados, rondamos, activos, en medio de quehaceres y responsabilidades de la vida diaria”, ellas y ellos hacen de centinelas para nosotros, de tal manera que “su constante oración vigilante nos protege tantas veces y de modo imperceptible de riesgos y tentaciones”.

6.- Gracias por una vida que alumbra

Porque, como señala la reflexión preparada con motivo de esta Jornada Pro orantibus, “su testimonio de vida nos asegura, en medio de nuestro agobio de cada jornada, que en cualquier momento podemos dirigir nuestra mirada a Aquel que siempre ilumina nuestra oscuridad interior”.

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