Cisma alemán (versión 2.0)

Estamos al borde de un nuevamente cisma alemán. Una repetición de la historia pasada, la versión 2.0 del luteranismo esta a la vista.

Por primera vez el Vaticano se ha puesto verdaderamente serio y les dice a los obispos alemanes que habrá consecuencias si desobedecen y tramitan los estatutos del Consejo Sinodal, en el que los laicos tendrían igualdad de opinión y voto a los obispos, es decir, se constituiría una democracia, dando el poder de gobernar a la Iglesia por parte de los laicos.

Los obispos alemanes se han asomado al precipicio del cisma, y se han contenido. Pero ya veremos. La presidenta y el vicepresidente de los laicos alemanes han pedido a los obispos que desobedezcan.

Desde el inicio del proyecto de reforma del Camino Sinodal, las advertencias de Roma a la Iglesia en Alemania han ido en aumento. La última “petición” llegaba hace apenas unos días, cuando la Santa Sede instaba a los obispos alemanes que no aprueben el llamado Comité Sinodal Alemán -un órgano de decisión paralelo la Conferencia Episcopal que se saltaría el derecho canónico–. Hasta 10 entre el Vaticano y los obispos alemanes en la era Francisco.

Y mientras se está dando estos desafíos de parte de los obispos alemanes, la Iglesia alemana pierde fieles e iglesias, en estos últimos 5 años se han cerrado 131 templos. Aunque este hecho tenga un factor como el económico, es obvio que la pérdida de creyentes está siendo en hecho determinante. Desde 2005, en 19 años han cerrado sus puertas un total de 650 iglesias en Alemania.  han cerrado 650 iglesias cristianas, según datos de la Conferencia Episcopal Alemana. Entre 2019 y 2023, el ritmo se ha acelerando y ha llegado a afectar a 29 templos cada año.

Es una realidad que, amén de la baja generalizada común a Occidente, el extraordinario abandono de la Iglesia en Alemania resulta determinante la desviación doctrinal del camino sinodal, que cada vez más se aleja de la Tradición y el Magisterio de la Iglesia de Roma, y de lo cual no participan muchos feligreses: unos de estos han emprendido la pugna contra esta jerarquía que conduce a la ruptura, al estilo de Lutero, y otros, sencillamente, han decidido darse de baja en su Iglesia, a la que pagaban una cuota obligatoria por pertenecer a ella, y que su débil fe se ha visto defraudada. Se han perdido 1,3 millones de quienes se declaraban católicos (incluso sin contar la disminución de bautismos y muertos) en solo cuatro años, de 2019 a 2022. Si en 2015 los católicos en Alemania representaban un 30 % de la población, en 2022 –el último del que se tienen datos confirmados– apenas llegaba al 24 %. Ese año marcó un descenso grave de la cifra. Medio millón de alemanes dejaron la Iglesia en 2022 (522.821), tras unas salidas en 2021 cifradas por el episcopado germano en 359.338 fieles.

El progresismo de la Iglesia alemana, a semejanza de muchas evangélicas, ha aumentado, contrariamente suponemos que pretendían, la hemorragia de la perdida de fieles. De modo que la situación se está volviendo dramática. Y es seguramente esto, más que nada, lo que está paralizando la ruptura total con la Iglesia católica, en una nueva versión de la de Lutero; lo que pasa es que entonces, este contaba con el apoyo de los ambiciosos nobles, que a costa de hacerse con los propiedades de Iglesia, le prestaron su apoyo financiero y le respaldaron para acometer el quebranto cismático, dividiendo gravísimamente el Cuerpo de Cristo. Ahora esto no ocurre; pero ya veremos en qué termina este despropósito…

Sería de gravedad extrema que la Iglesia Católica se viera arrastrada, por temor a un nuevo cisma, a tolerar esta deriva de mundanización progre de la doctrina.  Como dice el medio italiano Il Timone: «No será que el riesgo de adaptar el mensaje evangélico a los nuevos parámetros de la sociedad actual acabará condenando a la Iglesia a la irrelevancia, al no crearse una diferencia sustancial con el mensaje del ‘mundo’?”

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