Es absolutamente preocupante las numerosas cuestiones que avasallan a la Iglesia de Cristo. Nunca como en los tiempos actuales se ha producido tal cúmulo de circunstancias de desestabilización, acoso y desprestigio de la religión católica. Y sin embargo:
No cabe la menor duda de que la Iglesia de Roma representa el obstáculo mayor para los propósitos de los que movidos por sentimientos sin ley -sin naturaleza moral- actúan en el mundo de manera opuesta a su verdadero bien: que no es otro que el Reinado del Amor. No cabe la menor duda de que nadie escaba en un lugar donde no cree que se encuentre un tesoro. Es obvio que el cerco a la Iglesia obedece a esa verdad de que el enemigo de la Verdad, de quien conserva el Tesoro de la Humanidad, su custodio es principalmente la Iglesia Católica; de ahí el afán de dañarla constantemente y por cualquier medio; como a ninguna otra realidad humana existente, sea religión, organización política, ideológica, económica, nacional, etc. La desestabilización de la Barca de Pedro se produce desde el interior: se suceden infinidad de avatares internos, como las pugnas intestinas, los crónicos males de las cuentas del banco IOIR, las fake news que aparecen constantemente de rumores teológicos y doctrinales (sobre divorciados, familia, celibato, homosexualidad, sincretismos, etc.), el cuestionamiento por algunas voces de la figura del Papa, los conflictivos sínodos últimos (de la Familia, de la Amazonía) y ahora el Alemán, etc. A lo que viene a unirse la descara acción de muchos medios por señalar a la Iglesia como la -poco más o menos- inventora y única causante de la pederastia. Sus miembros, en comparación con cualquier otra organización y sector profesional, son los que en menor número porcentual han incurrido en algo tan reprobable. Y sin embargo, aparecen como los únicos ante la opinión pública. Causando, obviamente, un tremendo desprestigio para la Iglesia Católica. Pero, y esto no se queda ahí, sino que se pretende arteramente su definitiva demolición; vean al respecto esta noticia reciente: «Víctimas de abusos clericales demandan judicialmente al Papa; alegando que Su Santidad y la Curia eran conscientes de que un importante número de sacerdotes estaba abusando de niños y lo mantuvieron en secreto, informa The New York Post.» (Pueden ver la noticia AQUÍ). Otro actor que se presta a este vasallaje es la ONU que no pierde ocasión de meter el dedo en el ojo o echar la a la herida. En cambio, poco menciona o airea las tropelías de su parte, de los abusos de los cascos azules, de Haití, etc. Les mencionamos para finalizar las declaraciones del prefecto de la Casa Pontificia y secretario personal de Benedicto XVI, Georg Gänswein: “La Iglesia nunca ha tenido tan mala prensa como hoy”. “Como obispo y sacerdote católico, pertenezco a una profesión cuya reputación se ha quebrado de forma cruel recientemente”. “Estamos bajo sospecha general. Y eso proviene no solo de las difamaciones del exterior, que la Iglesia siempre ha padecido, sino también y principalmente por los pecados de muchos sacerdotes, crímenes incluidos”. (Pueden leer más AQUÍ).
|