El séptimo imperio

Nueva York.  Pixabay

Con la precisión de un utensilio de la marca de la manzana mordida, se está cumpliendo la profecía del conde de Maistre sobre el cataclismo que se cierne sobre Europa: «El protestantismo vuelto sociniano no se diferencia ya fundamentalmente del mahometismo».

 

Tengo para mí que el cataclismo ha llegado, y no sólo a esta Europa que ni siquiera alcanza hoy la noble categoría de prostituta, sino al entero mundo, gimiente porque intuye próximo el final de todos los tiempos.

Fausto Socino negaba la Trinidad y algunas otras cosas y fue un influjo grande en Milton y en Voltaire. Sostenía que Jesús no era Dios y, al fin y al cabo, también los musulmanes creen que el Cristo fue un gran hombre, un gran profeta, «el sello de los Santos», como lo llama Mahoma. Así que la fusión de la religión occidental del Progreso, la Libertad y la Democracia con el Corán, no ofrece obstáculo alguno considerable porque tienen incluso dogmas comunes: el capitalismo salvaje y monopolizador de los angloamericanos y la esclavitud de los muslimes; la poligamia y el divorcio; la Guerra Santa y la «santa yihad de la democracia»; la creencia en un Dios solitario, lejano y desconocido; la falta de sacramentalismo; el fatalismo sumiso mahometano y el culto determinista a la «Ciencia»; la misión mundial del Islam, la «Doctrina Monroe» y la predeterminación de Calvino…

Por todo lo cual no es extraña sino natural y ferviente la amistad entre Arabia Saudí, Turquía y los EE UU, y digno de mejor causa el empeño de éstos en dejar Siria como Roma dejó Cartago. Y en laminar la Tierra Santa entera, expulsando a los cristianos de las llanuras de Nínive y de las costas de Gaza, Tiro y Cisjordania: todo estaba escrito hace 2.000 años. 

También intuyó Belloc el holocausto católico al hablar de la «quinta herejía», que es la idolatría moderna y que pulula en la «Anglosfera» como en ninguna parte del mundo: extirpada la divinidad de Cristo coincide, ya lo hemos dicho, punto por punto con el islamismo. Nueva York se ha vuelto una Roma, nueva babilonia, de la secta modernista tintada de New Age. San Pío X fue el profeta. Y, como a todo profeta, no se le hizo ni caso.

Post Scriptum: «El séptimo, el que ha de venir, será nuevo Imperio, Imperio antiguo, y al mismo tiempo Fiera, es decir, poder político satanizado, levantado contra el Dios viviente y enemigo a muerte de la Iglesia, de lo que quede de la verdadera Iglesia.» Así hablaba Castellani sobre el Apocalipsis. Paz y Bien: la bestia agoniza.

Por La Columna del #CoronelPakez.

 Francisco Segarra

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