Ambos critican el wokismo y el islamismo, pero ¿puede el ateísmo ofrecer algo útil?
En noviembre, la escritora africana Ayaan Hirsi Ali, de 53 años, afincada en la muy woke Universidad de Stanford (California), anunció que ahora era cristiana e iba a la iglesia cada domingo.
De joven fue musulmana en un movimiento islamista y de niña sufrió la ablación genital. Luego fue una firme activista contra el islamismo. La llamaron «la Voltaire negra», «la Salman Rushdie de Holanda» y recibió el primer Premio Simone de Beauvoir «por la libertad de las mujeres» en 2008. Fue diputada en Holanda, se sumó al movimiento del Nuevo Ateísmo de Richard Dawkins y durante años dijo que el islam y el cristianismo eran lo mismo, religión absurda que daña a la gente y la razón. Hoy se arrepiente de decir eso.
La revista Unherd organizó recientemente un debate público de una hora entre Ayaan y Richard Dawkins, a quien ella reconoce como amigo y mentor de muchos años, con público escuchando y aplaudiendo (sobre todo a Dawkins).
El texto transcrito en inglés se puede leer aquí en Unherd.
El debate es edificante en el sentido de que los dos viejos amigos se tratan con respeto y se escuchan mutuamente, con unas posiciones claras y sinceras.
Para un cristiano puede resultar, sin embargo, bastante decepcionante, o, al menos muy limitado. Ayaan se considera una cristiana novata y no quiere hacer apologética cristiana, ni desde la filosofía, ni desde la historia, ni desde la Biblia.
Su objetivo al sentarse a hablar con Dawkins y su público es doble:
— quiere que los ateos admitan, como ella, que al criticar y debilitar el cristianismo, han dejado a Occidente inerme ante ideologías peligrosas, que ella concreta en el Islam y el wokismo (se nos podrían ocurrir más);
— quiere que admitan que ha fracasado la idea de que con ciencia y educación y «secularismo ilustrado» habría una explosión de racionalidad; las universidades son un nido de absurdo wokismo irracional y de militancia musulmana, denuncia.
Ayaan pide a los ateos una tregua: dejen de atacar al cristianismo
Ayaan parece pedir una tregua, como si viniese a decir que, independientemente de si el cristianismo es verdad o no, es bueno para la civilización, protege a Occidente, y mientras el islamismo y el wokismo le atacan, los ateos deberían al menos dejar de atizarle. Y ofrecer algo a Occidente.
«La fe ofrece algo valioso y tangible. ¿Por qué el ateísmo debería burlarse de eso y derribarlo? ¿No es posible tener esta convivencia donde hay cabida para la razón? Y hay un lugar para la fe y para la subjetividad», dice ella, que insiste en que su nueva fe es fruto de su decisión y no trata de argumentarla apologéticamente.
Viniendo del Islam de su adolescencia, que el cristianismo acepte separar el poder político y el religioso le parece un gran ejemplo de libertad y coexistencia.
Dawkins admite que el cristianismo puede tener un efecto psicológico de consuelo, ser reconfortante y dar significado y propósito a la vida, pero eso no significa que lo que enseña el cristianismo sea verdadero. Él también dice tener «un propósito y significado en la vida» (no entra a detallarlo).
Considera que la hipótesis del teísmo, aunque le parece equivocada y errónea, es «muy grande«. Dawkins no odia tanto el teísmo como el cristianismo.
Dawkins no se arrepiente de haber dedicado su vida a desmantelar lo que pudiera del cristianismo, porque, dice, «me adhiero a la importancia de la verdad».
Sí admite que «en África hay misioneros cristianos y misioneros musulmanes luchando por la lealtad de la gente, y en eso estoy a favor del Equipo Cristianismo».
Luego añade: «Creo que es condescendiente sugerir que la gente necesita una religión. Pero si necesitan una religión, preferiría que fuera el cristianismo antes que cualquier otra cosa«.
El cristianismo conmueve… como una ficción
Dawkins, preguntado si no le ablanda nada del cristianismo, dice: «Me enternece una historia personal y me enternece una música hermosa. Yo me emociono escuchando la Pasión según San Mateo y no solo por la música, sino por la historia detrás de ella. Es una historia muy conmovedora. Y me conmueve, como me conmueve una gran ficción. ¡Es ficción! Claro que la ficción conmueve».
Y añade: «Jesús creo que era un personaje muy, muy grande, de personalidad amorosa. Lo malo del cristianismo en realidad provino principalmente por lo que vino después, por Pablo y otros apologistas cristianos que vinieron después», explica Dawkins, que es biólogo y no tiene ninguna formación especial sobre historia antigua.
Ayaan no intenta defender las enseñanzas del cristianismo, una y otra vez intenta convencer a los no cristianos de que deberían ser más firmes contra el wokismo y el Islam y reconocer que están mal equipados para ello.
«No os preocupéis por África, alzaos aquí, enfrentad vuestros miedos, enfrentad a esa gente aquí en Columbia, en Harvard, en las universidades«, pide ella.
Dos virus nefastos: el wokismo y el islamismo
— Da bastante miedo ver que los mejores y más brillantes se están convirtiendo al virus mental del wokismo y al virus mental del islamismo. Y los ateos no parecen haberse dado cuenta. Y si condenamos esos virus, ¡tenemos que ofrecerles algo a los jóvenes!
— Humanismo secular racional —responde Dawkins, entre aplausos. — Ofrecemos los valores de la Ilustración.
— El humanismo ilustrado no parece haber resistido muy bien el avance [del islamismo y el wokismo] —plantea ella.
— Bueno, pues demos ¡más aún! — responde él, de nuevo entre aplausos.
— Ese humanismo secular racional es en sí mismo un resultado del cristianismo — dice ella.
— Creo que no aceptaré eso… —dice él.
— Empieza admitiendo que ese humanismo secular racional, la Ilustración, nació en el contexto cristiano, es producto de la civilización cristiana, no surgió de China ni de Oriente Medio… Sucedió por disputas entre cristianos. Esa es una historia que debe ser celebrada y explicada a los jóvenes —reclama ella.
Después critica la inocencia de esos «humanistas seculares» que creen que diciendo «razón, razón» toda la gente se hará razonable. Por el contrario, al dejar de creer en Dios y en Cristo, la gente cree cosas absurdas. «G.K.Chesterton tenía razón», dice Ayaan, recordando una de sus frases más famosas.
«Me arrepiento de lo que hice», dice ella
Ayaan repite varias veces su arrepentimiento por haber dicho que el cristianismo y el islam eran el mismo engaño. «Soy culpable de haber dicho que todas las fes, todas las percepciones de Dios son igualmente dañinas. Me arrepiento del daño que he hecho y querría que mis amigos como Richard, Sam Harris, y Danniel Dennett, viérais lo que veo, y lo que veo es que donde hay un vacío moral, algo lo llenará. Le hemos fallado a la siguiente generación quitándole el marco moral y diciéndoles que era [el cristianismo] un sinsentido sentido, que era falso, y no protegiéndoles de las fuerzas externas que vienen a sus mentes, corazones y almas».
Pero Dawkins (que, insistamos, es biólogo y no historiador de las religiones) responde:
— Creo que hoy te equivocas al distinguir entre islam, cristianismo y judaísmo. Son religiones abrahámicas, tienen el mismo libro sagrado, creen en el infierno, creen en un Dios dictatorial, creen en muchas cosas similares. El problema con el islam es que está 700 años anticuado. Menos mal que la mayoría de los cristianos en realidad ya no creen de verdad, no se lo toman en serio. El problema con el islam es que se lo toman en serio —dice el militante ateo.
Para los jóvenes: ateísmo y filosofía moral
¿Qué ofrecer a los jóvenes, entonces? La respuesta de Dawkins es: «Tenemos el humanismo secular, tenemos la racionalidad, tenemos la filosofía moral, que es la que decide qué partes del cristianismo nos gustan y cuáles no. Es un disciplina filosófica bien establecida, y esa es la base para decidir a favor del feminismo y las cosas que valoramos. No vienen del cristianismo, llegan a pesar de el cristianismo, de todas las religiones…»
Ayaan no quiere entrar en detalle en defender la fe, pero sí insiste en que quien lea el Corán y la Biblia verá que son muy distintos y que «el carácter de Jesús y el de Mahoma son absoluta y radicalmente diferentes». «Eso lo acepto», dice Dawkins.
Después, Dawkins aprovecha para hacer lo que ha hecho durante décadas, criticar la Biblia: «El Antiguo Testamento es un libro muy, muy, muy, desagradable, de verdad. Y el NT, admitámoslo, es mejor. Pero la idea de que Dios no podría pensar en una mejor forma de perdonar los pecados de la humanidad que hacer que crucificaran a su hijo: eso es una idea repugnante».
Ayaan evita entrar a defender la Biblia y vuelve a su objetivo: lograr que los ateos admitan que están mal equipados para dar algo útil a los jóvenes de hoy.
— Lo que dices que ofrecéis, moral humanista, no veo ninguna organización que la ofrezca, no organizada… —constata ella.
— Si así fuera, trabajemos más en esa línea, pero no necesitamos cargar nuestra moralidad con un montón de sinsentidos sobrenaturales —dice él.
— Se suponía que las universidades y escuelas debían aportar eso, pero ellas, separadas de su base cristiana, empezaron a decir «somos terreno neutral, somos neutrales respecto a la fe y la religión», y ahí salió el vacío de jóvenes buscando dirección moral, no la encuentran en su propia civilización, vienen otras fuerzas, llenan ese hueco. Así tenemos una crisis moral muy grave.
La Iglesia católica, lo peor por combatir el aborto
Hacia el minuto 54, Dawkins aprovecha para criticar a la Iglesia Católica, la mayor comunidad cristiana. Para demostrar que es una cosa malísima e inmoral dice: «La Iglesia católica apoya la oposición total al aborto, a la contracepción, esto no es una buena organización para la moralidad».
Así, esa «moral secular ilustrada» se demuestra apoyando el aborto: es el criterio más concreto que ofrece.
Para criticar el Islam, el criterio de Dawkins es que «la pena por apostasía es la muerte, ¿qué tipo de religión castiga a los suyos matándoles por dejarla?»
(No se para a pensar que muchos países, incluso ateos o comunistas, castigan a los desertores, los que se pasan a países enemigos, también con la muerte, al menos en tiempos de guerra; la pena de muerte al individuo es una opción que aplican muchas colectividades, no sólo las religiones).
Ayaan insiste en su línea de pedir alternativas útiles a los ateos.
— Dices que las iglesias están equivocadas, pero no tienes alternativas, y en las últimas 5 décadas no la ha habido, y se suponía que la razón e ilustración emergerían mediante la educación, que con más nivel educativo, más razonable sería la gente y lo que vemos en las universidades es exactamente lo contrario.
— Quizá necesitemos una iglesia del Humanismo o algo así, nunca he estado a favor de tal cosa… —se plantea Dawkins.
(En 2012 se puso de moda crear «iglesias sin religión», humanistas... lea aquí lo que pasó).
— ¿Esperaba usted que, al retroceder la religión, el humanismo ilustrado ocuparía ese espacio? —pregunta el moderador.
— Nunca fui tan optimista. No esperaba un ‘mundo feliz’ de humanismo ilustrado. Sólo estaba interesado en la verdad. Nunca tuve la idea de que tuviéramos la misión de fundar una iglesia.
— ¿No pensasteis lo que pasaría después?
— No puedo hablar por mis colegas, pero a mí solo me interesaba la verdad. Creo que las religiones son falsas y me interesa lo que es científicamente verdad.
¿Por qué Occidente se suicida?
Ayaan denuncia que las asociaciones musulmanas en las universidades fomentan el antisemitismo y que no ve «un contra—activismo que venga de humanistas o de ateos«. «Os veo a ti y a mis amigos [ateos] igual de desconcertados que el resto ante esto. Hay mucho negacionismo: sí, hay un choque de civilizaciones, al menos desde 1989. Os reto a elaborar un mensaje que luche«.
Ayaan dice que ahora tiene «más amigos genuinamente musulmanes que nunca antes, musulmanes contrarios a la violencia, y se preguntan por qué la civilización occidental comete suicidio y lo permite en nombre de la libertad de asociación, de expresión y de religión. Se permite a una secta de poder, el islamismo, una ideología política totalitaria, que se implante y crezca».
El presentador pregunta a Ayaan si anima a otros a hacerse cristianos. «Yo no le digo a la gente se haga cristiana, sólo explico por qué me he hecho cristiana yo», dice ella.
Dawkins finaliza el encuentro comparando el usar el cristianismo para frenar el Islam con usar como vacuna una «forma moderada del mismo virus». El propone no usar ningún virus, sino «racionalidad ilustrada».
Una valoración final
La sensación del espectador cristiano es de que Ayaan es inteligente, pero es consciente de saber aún poco del cristianismo y de su argumentación histórica y apologética. Vive en una universidad woke y le preocupa el vacío moral de los estudiantes de la élite occidental. No cree poder convertir al cristianismo a sus amigos ateos, y se centra en animarles a que al menos dejen de atacar al cristianismo y se organicen mejor contra la pinza de islam y wokismo.
Dawkins tiene cierto encanto para un cristiano porque al menos cree servir a la verdad y la razón, conceptos del ateísmo del siglo XIX, no de la postmodernidad. Eso no le equipa bien para enfrentarse al wokismo o el yihadismo del siglo XXI, que recluta suicidas entre chavales nihilistas. De hecho, no le equipa bien ni para enfrentarse a un bebé inesperado: cuando el aborto se considera una prueba de bien, se muestra que la supuesta racionalidad no es sino el abuso del fuerte sobre el débil.