Fátima, 100 años y 101 lágrimas

Desde por allá, el 1917 hasta este 2017, en estos 100 años últimos de la historia humana han sido los más cruentos. No ha habido jamás tantos muertos por guerras: nunca han sido tan exterminadoras ni han afectado a todos los pueblos de la tierra.

Con la primera guerra mundial, la revolución rusa y el genocidio armenio, tuvo lugar la aparición de Fátima. Luego siguieron otras guerras, la cristera en México; la guerra civil española. A continuación vino la segunda guerra mundial. Después , la expansión del comunismo por infinidad de naciones, de todos los continentes, con masacres revolucionarias (China, Cuba, Camboya, países centroafricanos, etc.). Entre tanto el avasallamiento de los palestinos por los judíos, hasta prácticamente expulsión de Palestina. El genocidio de Ruanda, enfrentamiento entre hutus y tutsis, con 800.000 muertos en cinco meses del 1994. En el 2003, vendría, la guerra de invasión de Irak y el derrocamiento de Saddam Husein, quien diría que esa sería «a Madre de todas las batallas», y que alguna razón tendría en la medida en que desestabilizó la zona y abrió la puerta a una sucesión de guerras en el mundo musulmán, en la mal llama «primavera árabe», en las que aún estamos (Irak, Irán, Afganistán, Túnez, Libia, Egipto, Siria, Yemen, países  centroafricanos…), y ahora la amenaza de Corea del Norte.  El Papa ha calificado la actual situación como de la tercera guerra mundial, dividida en múltiples conflictos.

En 1884, el gran Papa León XIII al final de la misa que celebraba, al pie del altar, de repente escuchó voces, dos voces, una suave y la otra gutural y áspera. Parecían venir de cerca del tabernáculo. Mientras escuchaba, oyó la siguiente conversación:

La voz gutural, la voz de Satanás con su orgullo, jactándose a Nuestro Señor: “Yo puedo destruir tu Iglesia”.

La suave voz de Nuestro Señor: “¿Tu puedes? Entonces sigue adelante y hazlo”.

Satanás: “Para ello, necesito más tiempo y más poder”.

Nuestro Señor: “¿Cuánto tiempo? ¿Cuánto poder?

Satanás: “75 años a 100, y un mayor poder sobre aquellos que se entregan a mi servicio”.

Nuestro Señor: “Tú tienes el tiempo, tú tendrás el poder. Haz con ellos lo que quieras”.

En AKITA, Japón, entre los años 1973-1982 se apareció la Virgen María a la hermana Agnes Katsuko Sasagawa de la orden de las Doncellas de la Santa Eucaristía. Fueron más de un centenar de apariciones, a las que el obispo del lugar dio su aprobación. Durante ellas, se dice que la Virgen lloró 101 una vez. Estas apariciones, tienen una vinculación singular con la de Fátima: el ángel que se aparición a la hermana Agnes la encomendó rezar tras cada misterio del rosario la siguiente oración: «Oh, Jesús mío, perdónanos, líbranos del fuego del infierno, lleva a todas las almas al cielo, y especialmente a las necesitadas de tu divina misericordia», oración propia de Fátima y que nunca había sido oída en tierra tan lejanas.  Otra connotación es la alusión persistente en las apariciones a la necesidad de penitencia, conversión y oración para evitar los males /castigo que podrían sobrevenir a la tierra, y las intervenciones misericordiosas de la Santísima Virgen por evitarlas. Las lágrimas de Ella, 101, son simbólicamente -y real- los años que van del 1917 al 2017.

Luis M. Mata

 

Comenzar una Conversación

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.