«En un contexto mundial marcado por la guerra el mensaje de Fátima sigue siendo actual»

El padre Carlos Cabecinhas es el rector del santuario de Nuestra Señora de Fátima en Portugal y en una visita a Málaga ha hablado sobre la importancia del mensaje de la Virgen en un momento histórico como el actual, donde la guerra parece de nuevo cernirse sobre el mundo.

En una entrevista con Antonio Moreno para la Diócesis de Málaga, este sacerdote afirma “en un contexto mundial tan marcado por la guerra, el mensaje de Fátima sigue siendo actual”.

Tal y como explica, una de las “peticiones más insistentes” de Nuestra Señora a los pastorcitos, en las apariciones de 1917, es la oración por la paz. “Lo hizo ya en la primera aparición, en mayo, y volvió a pedirlo, directa o indirectamente, en las siguientesLa oración, como camino para alcanzar la paz, es una llamada que muchos sienten. Esa es una de las razones por las que los peregrinos acuden en número tan significativo a Fátima durante todos los meses del año y no solo en el período de las grandes peregrinaciones, como ocurría en el pasado”, agrega.

Por otro lado, el padre Cabecinhas también habla sobre el papel que las apariciones o los milagros pueden tener en el presente. Y para ello, cita al cardenal Bertone, que dijo: «La historia está salpicada de apariciones y signos sobrenaturales que influyen en el desarrollo de los acontecimientos humanos y acompañan el camino del mundo, sorprendiendo tanto a creyentes como a no creyentes«.

De este modo, este sacerdote portugués considera que “las Apariciones de Fátima son una invitación a una vida renovada en adoración, de la cual nace el don confiado de la fe, la esperanza de quien se sabe acompañado en la intimidad de la amistad con Dios, y el amor como respuesta al amor inicial de Dios. El amor fructifica y se hace visible en el cuidado por los demás, particularmente por aquellos que «no creen, no adoran, no esperan y no aman».

Y cita también un milagro reciente en Fátima: el del niño Lucas Maeda: “Fue este milagro el que permitió que Francisco y Jacinta Marto se convirtieran en los santos no mártires más jóvenes en la historia de la Iglesia Católica. Se trata de una curación total y sin explicación clínica de un niño que estuvo en coma y con un pronóstico muy reservado debido a la pérdida de tejido cerebral, tras una caída desde una ventana de cinco metros de altura en casa de sus abuelos”.

Por último, invita también a peregrinar a Fátima, “un lugar destinado a la oración individual y colectiva”. Es para él “un altar donde los peregrinos no solo entregan sus dolores y depositan sus intenciones, sino que también reciben una palabra de esperanza, porque aquí se les recuerda la buena nueva del Evangelio, la buena noticia de un encuentro prometido como gracia y misericordia”.

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