- Si Jesucristo no ha resucitado, si no hay otra vida, entonces la injusticia tiene la última palabra, y los inocentes que tanto han sufrido no tendrán restitución posible. La Esperanza de que exista la Justicia divina se hace absolutamente necesaria.
- La lógica de Dios, su «pensamiento es moral», es decir, es el que sabe qué es el bien y su contrario, el mal. Y el hombre que trata de ponerse en su lugar, especulando según su gusto qué es el bien y el mal o siendo un amoral, comete el pecado de Adán: el de la soberbia, el de no reconocer el don de su conciencia y su condición humilde.
- Las hiervas es verde: hemos nacido de un padre y una madre, hay una naturaleza humana
- Creer en Dios tenía (tiene) su lógica, y ya pocos creen; ahora, en la ideología de género, algo que está fuera del sentido común, todo el mundo creer; aquí se desprecia la evidencia científica, la realidad, la verdad, para quedarse con el sentir y el deseo fugaces. El mundo la revés. Nos vamos a pegar un batazo…; lo de san Pablo contra el suelo no va a ser nada; tal vez el diluvio.
- El trato humano a los «perrijos» es un maltrato animales, en este caso a los perros..
- «Os excomulgarán de la sinagoga; más aún, llegará incluso una hora cuando el que os dé muerte pensará que da culto a Dios.» (Jn 16,2). Paradójico: Los que mataron a Jesús lo hicieron pensando que defendían a Dios. Son tiempos difíciles y muy apropiados para que algo así suceda.
- Sólo en el riesgo puede darse la confianza, sin la cual no hay amor.
- Hay que hacer oración, oración de amistad con Cristo, tener experiencia mística de la presencia de Dios, del Espíritu Santo, en nuestra vida. A partir de ahí nuestra vida es otra, y se exclama con san Pedro, «Señor, ¿a quién vamos a acudir? Tú tienes palabras de vida eterna; nosotros creemos y sabemos que tú eres el Santo de Dios» (Jn 6,68).
- El mundo yace bajo el poder del Maligno, el príncipe de este mundo, mi reino no es de este mundo, si fuerais del mundo el mundo no os perseguiría, etc., etc. ¿Está claro, no? Pero nadie parece hacer una reflexión sería de ello.
- Dar satisfacción al deseo, sin más, puede resultar catastrófico: atropella todo, sin más miramiento, la mayoría de las veces no respeta la dignidad de la persona con la que interactúa y se salta las reglas naturales del trato delicado para que nada se rompa. Esto supone un mínimo comportamiento ético-moral, que hoy día no se valora ni se tiene en cuenta; hay un fanatismo del deseo. Y así nos va.