Orar pide el Papa

Esta petición del Santo Padre lleva una carga de angustia. Se percibe en ella el sesgo de quien adivina algún temor. ¿Hasta dónde llega éste? De qué se trata lo sabemos: la acción del Maligno operando en medio de un mundo que lo propicia.

Esta llamada de «urgencia» a la que convoca el papa Francisco, tal vez nosotros no somos conscientes de su necesidad, pero él sí parece serlo. Desde su estado de responsabilidad al frente de la Iglesia percibe algo que nosotros no vemos en toda su dimensión. Por todo ello, nos queremos unir e invitar a todos a lo que el Pontífice y Vicario de Cristo pide a los católicos del todo el mundo:

 

Rezar díarimente el Santo Rosario durante el mes de octubre, invocando a la Virgen María y al Arcángel San Miguel para que ayuden a la Iglesia en estos tiempos difíciles, y la defiendan de los ataques del demonio, que siempre pretende dividirnos de Dios y entre nosotros.

 

 Al final del Rosario invita ha que se realice la invocacion antigua a la Santísima Madre de Dios; el “Sub Tuum Praesidium”

 
Bajo tu amparo nos acogemos, santa Madre de Dios; no deseches las súplicas que te dirigimos en nuestras necesidades, antes bien, líbranos de todo peligro, ¡oh siempre Virgen, gloriosa y bendita!

Y la oración tradicional a San Miguel, que nos protege y ayuda en la lucha contra el Mal, escrita por el papa León XIII:

San Miguel Arcángel, defiéndenos en la lucha. Sé nuestro amparo contra la perversidad y asechanzas del demonio. Que Dios manifieste sobre él su poder, es nuestra humilde súplica. Y tú, oh Príncipe de la Milicia Celestial, con el poder que Dios te ha conferido, arroja al infierno a Satanás, y a los demás espíritus malignos que vagan por el mundo para la perdición de las almas. Amén.  

La difusión de esta cruzada del Santo Padre ha sido encargada a la Red Mundial de Oración del Papa, pero el compromiso urge a la respuesta efectiva de todos los fieles.

 

La oración a San José que el Papa Francisco invita a todos a rezar:

Salve, custodio del Redentor

y esposo de la Virgen María.

A ti Dios confió a su Hijo,

Oh, bienaventurado José, muéstrate padre también a nosotros

y guíanos en el camino de la vida.

Concédenos gracia, misericordia y valentía, y defiéndenos de todo mal. Amén

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