Ayer domingo, 12 de marzo, en Madrid, tuvo lugar la marcha 12ª del «Si a la Vida». Cerca de 30.000 personas asistieron a la manifestación, en Recoletos y Cibeles, por Serrano.
Se va mejorando, pues hace 6 años los participantes éramos apenas un millar, y se ha ido aumentando lentamente, en 2022 fuimos unos 13 mil, ahora casi 30 mil; pero es muy poco para una convocatoria nacional, y pensando en que tan sólo en Madrid capital hay 3,3 millones de habitantes y que convocan 500 organizaciones. Y en cualquier caso, es decepcionante: pensar que en un asunto tan grave e importante seamos una cifra tan poco significativa…
En cuanto a la asistencia, anotar la incomprensible ausencia e incluso hasta el silencio de parte de la Iglesia en sus dirigentes y religiosos. ¿Por qué? ¿Tan atada está al Estado que te impide defender la vida del indefenso?… Está la Iglesia moralmente comprometida contra el aborto.
El que se modifique la legislación del aborto considerado como un derecho tan sólo se conseguirá por la sensibilización social, es decir, la toma de conciencia sobre lo que supone el aborto como una destrucción de vidas. La gente, en general, ignora o no es consciente de esta realidad en su verdadera magnitud. Y ahí tenemos que estar nosotros, los cristianos -y otros, claro- para llevar a la conciencia de las personas de nuestra sociedad actual que el aborto es inmoral y criminal.
De modo que la legislación vigente ha de ser cambiada, y para ello hay que combatirla con acciones concretas como esta marcha y otras manifestaciones, y especialmente con el voto en las elecciones municipales, autonómicas y generales, para que cambien los políticos y tengan consideración en las cuestiones pro-vida: aborto, eutanasia, descarte, etc. Como dice el manifiesto de la convocatoria: “el ser humano tiene derecho a la vida y a ser tratado como merece su especial dignidad, desde su concepción hasta la muerte natural y en todos los momentos y circunstancias”.