En estos momentos duros, hay que ponerse a pensar especialmente en aquellos hermanos nuestros que lo están pasando peor. Quien más quien menos nos vemos, de alguna u otra forma, afectados por este bichito maligno. Sin embargo, hay quienes están siendo víctimas propiciatorias; desgraciadamente, como siempre pasa, son los más débiles, frágiles e indefensos con los que se ceba el Mal.
Hay una parte de la población, tal vez un 20%, que lo está pasando realmente mal. Y estos son: los ancianos, especialmente los que viven solos; los trabajadores por cuenta propia, autónomos, y los trabajadores temporales; y sobre todo, los pobres. Como dice el dicho «a perro flaco, todo son pulgas», y algo así está ocurriendo con estos grupos de personas, si ya de por sí tiene una existencia complicada ahora se torna muy triste y dramáticamente, a niveles de subsistencia.
Hoy he oído a un pobre de pedir, a un sin-techo, comentar: «la calle está vacía, y no hay nadie a quien pedir», y si a esto se suma que se han cerrado algunos comedores de asistencia social, imagínense que va a ser de esta paupérrima gente.
También están trabajadores que van a ir al paro, la mayoría de ellos que se encuentra ya de por sí con contratos precarios, temporales; estos van a ser los primeros en salir pues son los más fáciles de echar, y que a su vez, muchos de ellos arrastran las secuelas de la crisis anterior. Para estos va a se muy duro. Otro tanto ocurre con las pequeñas empresas y autónomo, que se embarcaron jugándose todo su patrimonio e incluso empeñándose, y este parón económico, les puede llevar a la quiebra más absoluta. ¡Cuántas personas de estas pasan la noche sin dormir!
Y están las personas mayores, con achaques de salud y bajas defensa, es decir, la llamada población de riesgo. Estas suelen ser las víctimas mortales. A este sector de la población (y esto es solo un rumor) parece que en caso de tener que elegir a quien tratar (o salvar) en los centros de salud en el caso de no existir camas por desbordamiento, es el último en ser atendido. Por otro lado, la enfermedad en el caso de estas personas la viven dramáticamente solas.
Para estos el Papa ha tenido un recuerdo especial en la Misa celebrada en la capilla de la Casa Santa Marta este 17 de marzo. El papa Francisco pidió rezar especialmente por los ancianos que sufren la pandemia del coronavirus COVID-19 con soledad y miedo:
“Quisiera que hoy rezáramos por los ancianos que sufren este momento en modo especial: con una soledad interna muy grande, en ocasiones con tanto miedo. Recemos al Señor para que sea cercano a nuestros abuelos, a nuestras abuelas, a todos los ancianos que les dé fuerza. Ellos nos han dado la sabiduría, la vida, la historia, también nosotros seamos cercanos a ellos con la oración”.
Recemos por todos ellos, por todas estas víctimas, que desconocemos pero que están sufriendo demasiado.