La religiosidad cristianocatólica en España

El año pasado por estas fechas, a raíz de la publicación de la Conferencia Episcopal España de la «Memoria Anual de Actividades de la Iglesia católica en España 2020», que se pueden descargar las memorias y comparar aquí y aquí para el 201.

Por entonces escribimos un artículo titulado que  comenzaba diciendo: «El repentino y desmedido abandono de la fe cristiana en la otrora católica España, no es que ya sorprenda viendo los tiempos en que vivimos, tan materialistas, tan llenos cosas efímeras, de ambiciones posesivas, evanescentes, tan incrédulos y carentes de inquietudes profundas, sin verdades ni principios indeclinables…, y de un relativismo nihilista que lo agosta todo, dejado las conciencias insensibles y las almas secas. A estas razones que explican el porqué de esa acelerada deserción religiosa podríamos añadir otras más, pero añadiremos una par más: la mentalidad cientificista de aproximarse a la realidad y el sentirse a gusto ante el comprometedora verdad de que exista la Trascendencia, creer no es cómodo

Aunque las cifras no son tan malas como el año anterior, debido a que por entonces estábamos en plena pandemia, lo cierto es que no son buenas. Resulta Es dolorosísimo esta pérdida de fe y abandono de la práctica religiosa en una tierra baluarte del catolicismo. Este es un mal generalizado a la religiosidad cualquier creo que sea en todo Occidente, pero el que esto ocurra en España, la tierra exportadora de misioneros, de santos y mártires, y especialmente siendo la llamada «tierra de María», España, que cuenta con más de 300 santuarios con la advocación mariana.

Por mucho de merme la religiosidad aquí, la Santísima Virgen cuidará de que no falte, al igual que el Sagrado Corazón declaró al beato Hoyos que «siempre reina en España».

Estos son algunos de los datos:

Recordar que hace unos 25 años, en España se declaraba católico el 90%, en la actualidad, según estadísticas de 2021: el 67,2% de los españoles se declaran católicos, 8.260.000 personas acuden regularmente a misa y participaron en los 9.545.952 de eucaristías. Se celebraron 149.711 bautizos frente a los 100.222 de 2020; 182.760 primeras comuniones (20.810 más); 103.584 confirmaciones (24.137 más); y 25.762 matrimonios (el doble que el año anterior). El retroceso del covid se refleja en el descenso de las unciones de enfermos. Si en 2020 fueron 29.627, en 2021 se quedaron en 27.045.

Lo que si es cierto de esta sangría es que los cristianos que nos decimos prácticamente, especialmente, los pastores, tenemos que cambiar en algo. No estoy seguro qué; pero algo hay que hacer.

En el artículo del año pasado dabamos algunas orienaciónes:

«La descristianización de España, y la recristianización«.

Pero les invitamos a ver estos últimos artículos que consideramos realmente urgente:

«El activismo de la fe»

«Los primeros cristianos convirtieron un imperio»: la «clave de su éxito»… y su mensaje a los de hoy.

«Las batallas que no se dan son las que se pierden»,

Seis claves autocríticas de la Nueva Evangelización para paliar la «sangría de fieles» en la Iglesia.

Y una cosa más hay que llegar a la gente, a toda la gente, y que no sea solo los pobres los que tienen noticias de ello. Y revertiar ante los grandes medios la oponión que expanden, negativa y desprestigiosa de la Iglesia. Hay que anuniar (publicitar), dar aconocer los tesimonios y las obras que otorga la presencia del Reino de Dios. Así contestó Jesús cuando le preguntarón subre su identidad:«¿Eres tú el que ha de venir o tenemos que esperar a otro?». Jesús les respondió: «Id a anunciar a Juan lo que estáis viendo y oyendo: los ciegos ven y los cojos andan; los leprosos quedan limpios y los sordos oyen; los muertos resucitan y los pobres son evangelizados.»  (Lc 7,20b-22).

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