La «nueva iglesita» ya se está acomodando

católicos alemanes rezando ante una iglesia

 No hay más que oír a todo un señor arzobispo, el de Argel -cuyo nombre no quiero ni pronunciar-, que se larga lo siguiente…, y sin despeinarse, porque pelo parece que aún le queda: 

Estas palabras del papa Francisco -’tenemos que arriesgarnos a dar el paso de la fraternidad’-, expresan exactamente (que) somos ante todo hermanos humanos  (…)  más allá de las afiliaciones religiosas«. 

Vamos que en su opinión: las religiones están de más, empezando por la Católica, la peor de todas: ¡¿pues no ha pretendido que la Evangelización y el Proselitismo, con su Bautismo correspondiente era necesario de absoluta necesidad para Salvarse?!

Y sigue: «De este modo, muestra que la evangelización se realiza en la fraternidad y no en la filiación. ¡Esta es revolucionario! En cierto modo, afirma que el Bautismo no es la condición para la salvación«.

Curiosamente -por calificarlo de alguna manera, nada hiriente-, también afirma, con la misma rotundidad: “El problema no es que seamos pocos, el problema es que nos volvamos insignificantes“. Más razón que un santo” como se decía hace ya sus años.

Ahora bien: ¿Cómo se casa todo esto?

Es algo tan ¿misterio? o misterioso, como lo es el que haya llegado a arzobispo de Argel, antes de Orán. O el que siga en su puesto: todo un ejemplo de “los signos de los tiempos», o de los soplos del espíritu… 

Porque, sin auténtica y verdadera EVANGELIZACIÓN –Id por todo el mundo, predicad el Evangelio; pero ¿quién hace caso a Cristo a estas alturas de la fiesta?-, ya nos hemos vuelto más que “insignificante»: hemos perecido y desaparecido en la NADA más absoluta: de este modo, se han descristianizado más que países enteros: el mundo Occidental al completo.

Y si en un viaje relámpago, te vas a los de Alemania, que además son “jerarcas de peso y perricas», la cosa está en el mismo horizonte de implantación, con su particular y peculiar “camino sinodal” -meras herejías cismáticas-, anunciado bien concienzudamente: como todo lo que viene de Alemania, claro, pero que ya no da ni para un par de buenas jarras…, “católicas», por supuesto: 

Nos vamos al ínclito y nunca bien ponderado Cardenal Marx -con ese nombre, quizá estaba pedestinado, vete tú a saber-: “En la práctica, se utiliza la Fe para oprimir a la gente”. Y no se queda más ancho, porque reventaría la sotana cardenalicia. Fijo.

Pero no se para ahí, como “buen” Jerarca, lanzado ya a todo meter: la cuestión es si  «la verdadera Iglesia es un texo dogmático, una confesión que firmo, o es una práctica de vida?». ¿Ah? ¿Eh? ¿Con qué nos quedamos, eh?

Y para que nadie se llame a engaño de por dónde van los tiros del sr. cardenal, añade sin inmutarse; vamos, con la misma seriedad que le pega a la cerveza

¿De qué me sirve la unidad en el conocimiento dogmático, y en la práctica se apoya una dictadura, en la práctica se utiliza la fe para oprimir a la gente? Eso no es unidad”. Vamos: “pa’ no echar gota». ¡Este sí es un auténtico “profetita” del hoy ¿eclesial?!

O sea, y para que yo lo entienda: ¿este buen hombre, ha vivido toda su vida desde que se ordenó sacerdote -y fue escalando, haciendo carrerita: ¡un montón de años, oigan!-, ha usado la Doctrina Católica para “oprimir a la gente”? ¿Así ha llegado a cardenal? Se le ha despertado ahora, con lo del “sínodillo», la conciencia moral y eclesial, y por eso “denuncia” lo que ya no podía callar por más tiempo? ¿Sabe lo que está diciendo? ¿Podría comunicarnos sus motivos personales y eclesiales para hacerlo en este momento, precisamente?

Podríamos seguir así, añadiendo el rosario de las mayúsculas tonterías que se están “ventilando” -mejor: imponiendo-, en el ya famoso “sínodo».

Un “sínodo” que solo roza “lo católico” porque son “supuestos católicos” -bautizados y a lo Biden-, miembros de la Jerarquía (antes) Católica, de cuyo presupuesto cobran bastante bien -es el único viso de realidad intraeclesial que les queda-, o miembros del mundillo supuestamente eclesial que se han montado -cobrando también, y con seguridad social-: ¡la “iglesita nueva” son ellos y solo ellos! Eso sí: bien empeñados todos, unos y otros, en DEMOLERLA…, y que no quede ni el recuerdo.

Señalar, por último, para que no quede la menor duda, la defenestración -eclesial, por supuesto: “ordeno y mando’, que se ha perpetrado desde Roma contra el Obispo de Areciba, en Puerto Rico: “no estaba en comunión con sus ¿hermanos? en el episcopado”. Exactamente lo mismo que con el Obispo Livieres, también en Hispanoamérica: es el mismo tic: se ve que empieza a constituirse en modus operando de indisimulable tufillo. Por cierto, Livieres murió al poco tiempo.

Lo que sí es seguro es que todo esto, más las cosas que vendrán, no son sino el instalarse de la “nueva iglesita” -así la denomino yo, modestamente-, que será la “iglesita del Anticristo». Más falsa que Judas, pues el anticristo es el mismo Demonio.

Lo último, ya, en la Historia de la Iglesia, antes del Triunfo y de la Instauración -o,  quizá, Restauración- de la Verdadera Devoción al Sagrado Corazón de Jesús, y del Inmaculado Corazón de María. La que vendrá después de Francisco.

Pero que ya está aquí. Y ganando terreno, como los rusos en Ucrania.

Avisados estamos, aunque no por mí. Esto se viene anunciando, desde hace tiempo, por los Verdaderos Profetas que el Señor ha suscitado para estos momentos, los verdaderamente fieles a Cristo: el Resto en el que quiere apoyarse; Resto que se ofrece voluntariamente como Oblación por Cristo, por su Iglesia y por la Salvación de todas las almas: las más que se pueda, pues quieran salvarse.

Y antes que con estos Profetas, ha sido reiterada y claramente anunciado con las Apariciones Marianas, de estos dos últimos siglos: Fátima, Garabandal, Medjiugorjie, etc.

La Salvación está en Ella, para ir a Él. El único Camino digno de ese nombre, como siempre ha propuesto la Iglesia Santa a sus hijos de todos los tiempos.

Ahora, con mayor motivo. Porque es realmente el ÚNICO camino. Y porque el tiempo que nos queda es tan corto, está todo tan encima de nosotros, que ciertamente nos urge: como el Amor de Cristo.

Charitas Christi urget nos!

P. José Luis Aberasturi

Infocatolica