La ausencia de jóvenes en las iglesias

Resulta increíble y decepcionante ver los templos vacios de nuevas generaciones.

El día de la celebración eucarística por excelencia, el jueves santo, en que se conmemora a la vez la institución del sacerdocio y el día del amor fraterno, en la iglesia a la que asistimos había unas setecientas personas. Un gran número, pero con matices, pues posiblemente esa parroquia asiste a una población de treinta mil, y además todos eran personas en su inmensa mayoría de la tercera edad.

Pero yendo a lo fundamental que queremos subrayar, resulta que a la hora del lavatorio de los pies, de entre esos 700 feligreses presentes, no hubo una docena de jóvenes para hacer de discípulos de Jesús a los que el sacerdote lavara los pies; cinco niñas y un niño, de unos 10 años, fueron los que se encontraron para tal rito. En fin, sin comentarios; extraigan ustedes las conclusiones.

Reflexión: Es obvio que de aquí a un futuro inmediato, cuando desaparezca esa generación de mayores de 65 años, España y Europa se quedará sin gente religiosa. ¿Cómo afectará esto a la personas que conformen esa sociedad no creyente, en la que Dios esté como ausente?