
En la liturgia de la misa del día de hoy, 2 de mayo, se narra el episodio de en que Jesús milagrosamente da de comer a una multitud de personas que le seguían durante tres días, sin nada qué comer, y sin que aún así le abandonaran. El alimento espiritual era lo más importante para ellos. Pero Jesús se conmueve por ellos, también por su necesidad física; Dios no soporta el sufrimiento humano. Hay una doble alimentación: con pan natural y pan celestial.