Los malos son principalmente –»y con razón»– los que más acendradamente niegan que exista el más allá y el consiguiente juicio o ajuste de responsabilidades. Si no existe, entonces para ellos “felizmente” no se cumplirá aquello del evangelio: «nada hay oculto que no llegue a descubrirse ni nada secreto que no llegue a saberse» (Lc 8,17).
Seguir leyendo «Nada hay oculto que no llegue a descubrirse ni nada secreto que no llegue a saberse»