En el Evangelio del día de hoy, 27 de marzo, es un relato (Lucas 11,14-23) en el que Jesús realiza un exorcismo que causa la admiración de todos los presentes, ya que la expulsión del demonio del poseído es con autoridad y a la vez también tiene el efecto milagroso de que el hombre que era mudo recobra el habla; en el relato de Mateo (12,22-33), no solo el habla también la visión.
Categoría: ESPIRITU SANTO
El pecado contra el Espíritu Santo, el que no será perdonado
El Evangelio (Lc 11,15-26) de la liturgia de la palabra de hoy 10 de octubre nos habla de este pecado no perdonable: el que se cometa contra el Espíritu Santo.
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Audiencia, 11 diciembre 2024. Catequesis. El Espíritu y la Esposa. El Espíritu Santo guía al Pueblo de Dios al encuentro con Jesús, nuestra esperanza 17. «El Espíritu y la Esposa dicen: «¡Ven!». El Espíritu Santo y la esperanza cristiana»
La esperanza es una certeza, porque se fundamenta en la fidelidad de Dios a sus promesas. El cristiano no puede contentarse con tener esperanza; también debe irradiar esperanza, ser un sembrador de esperanza.
El reino de Dios está dentro de vosotros
El Evangelio de la liturgia de hoy, 14 de noviembre, nos habla del reino de Dios y del Hijo del hombre, entre los que hay una íntima conexión. Ambos están relacionados con Jesús: él los encarna.
Audiencia, 20 noviembre 2024. Catequesis. El Espíritu y la Esposa. El Espíritu Santo guía al Pueblo de Dios al encuentro con Jesús, nuestra esperanza 14. Los dones de la Esposa. Los carismas, dones del Espíritu para el bien común.
Los laicos no son los últimos, no, los laicos no son una especie de colaboradores externos o “tropas auxiliares” del clero, ¡no! Tienen sus propios carismas y dones con los que contribuir a la misión de la Iglesia.
Audiencia, 4 diciembre 2024. Catequesis. El Espíritu y la Esposa. El Espíritu Santo guía al Pueblo de Dios al encuentro con Jesús, nuestra esperanza 16. Anunciar el Evangelio en el Espíritu Santo. El Espíritu Santo y la evangelización
Lo primero que depende de nosotros es orar para que venga el Espíritu Santo. Lo segundo es no querer predicarnos a nosotros mismos, sino a Jesús el Señor.
El sermón debe ser una idea, un afecto y una propuesta de acción. Y nunca debe durar más de diez minutos. Esto es muy importante.







