«En un yoga, zen o `mindfulness´ rigurosos no hay lugar para la gracia y no hay lugar para Dios como ser personal y trascendente.»
Hace dos años di testimonio sobre mi experiencia tras varios años practicando yoga. Esa exposición tuvo un coste personal importante porque generó incomprensiones y juicios en mi entorno, aunque también me trajo alguna alegría, como su traducción al inglés y publicación por una web católica india. Nadie mejor que los católicos indios para darnos su punto de vista sobre el tema. Biografía del silencio es un ensayo sobre meditación con forma de diario zen cuyo planteamiento de fondo no comparto. Al tratar de difundir la meditación oriental desde una orientación cristiana, termina reduciendo el cristianismo a una especie de humanismo inclusivo, no excluyente ni exclusivo, y pierde su centro, que es la fe en Cristo. El recurso ocasional a otras tradiciones no puede ir más allá de algunos ejercicios respiratorios y de ciertas posturas corporales sencillas que produzcan relajación y serenidad, pero que no por eso merecen el nombre de “Yoga”. Aquí podríamos aplicar el “Probadlo todo y quedaos con lo bueno” de San Pablo. ¿Hablamos con nosotros mismos o con Dios? ¿Nos salvamos a nosotros mismos o la salvación es un don gratuito de Dios?
Indiferencia ante la verdad en la espiritualidad oriental El yoga y el zen pretenden absorber todas las energías, la realización mental y física. Con ello obnubilan la necesidad y el concepto mismo de Verdad: lo único que importa es la propia sensación y experiencia.
-“Confía en el Señor de todo corazón y no en tu propia inteligencia” (Proverbios 3, 5).
https://www.religionenlibertad.com/espiritualidad-oriental-yoga-zen-mindfulness-64493.htm |