Hoy 28 de abril España se la juega en unas elecciones vitales. Su destino como la nación más antigua del mundo corre el peligro quedar destruido: hoy puede ser el día del comienzo definitivo de su desintegración. ¡No lo permita Dios!
La gente en general no ha tomado la suficiente conciencia de ello. Pero es real, muy real y factible.
También se la juega en otros factores, pero estos son más comunes. Está juego la libertad de Educación (privada) y la cualidad y manipulación, la inculcación o adoctrinamiento de la Ideología de Genero, el masivo aborto, la eutanasia que viene…, la crisis económica que viene…, la crisis mundial en todos sus niveles, moral y de enfrentamiento de los pueblos, la persecución de los cristianos, etc.
A ello hay que añadir lo que se adivina como señales de los tiempos. Esto –crucial para la Humanidad– solo cabe desde una perspectiva de teológica y de fe. Pero que al fondo suenan las trompetas del Apocalipsis.
Pero ciñámonos al asunto primero, por urgentísimo:
Si no se da una reorganización de la distribución del invento de las Autonomías, con su supresión o con una considerable delimitación de sus competencias y esto con otras cuestiones adjuntas: prohibiciones como subvenciones de organizaciones parapolíticas, ONGs instrumentalizadas, dentro y fuera de las Autonomías; prohibir embajadas, publicidad negativa y perversa contra España en periódicos extranjeros con dinero autonómico; que se cumplan las sentencias judiciales; que haya posibilidad de estudiar en lengua española -según la libertad y el derecho de ciudadano (padres)- y que no se adoctrine a los niños con libros de texto sectarios, desde donde se fomenta el odio a España y se inculca una mentalidad independentista; el no hacer de la lengua una exclusión y privilegio de acceso a trabajar en la Administración Pública, con lo que a su vez penetrar la Administración de personal autóctono proindependentista; controlar igualmente las televisiones públicas y las subvenciones a los medios privados que hacen el juego publicitario a la propaganda independentista y de animadversión a España; etc., etc. Y otras de las cosas a hacer, ya, es el impedir que partidos que propugnen la destrucción del Estado, no puedan concurrir a elección alguna; como ocurre en cualquier país sensato, como Francia o Alemania, por ejemplo. Ah, y por fin, cambiar la ley electoral haciendo circunscripción única, para no privilegiar el voto de una determinada región, que al supervalorarlo, se le da un poder indebido, y que utilizan para sus intereses más egoístas, insolidarios y groseros; a la vez que desestabilizan al Gobierno, complicando la gobernanza. Habría más que hacer, pero con esto, de momento pudiera valer; pero hay que llevarlo a cabo, de los contrario…
Si no se hace esto, el fin de España tal y como es, está asegurado, y en poco tiempo. Pues dentro de 5 ó 10 años, por ejemplo, cuando -de seguir a este ritmo- se aumente el número de los independentistas, y lleguen del actual 50% al 65% y los no independentistas sean tan solo el 35%, ¿quién podrá detener tal descompensación de fuerzas? (Ah, a esto hay que unir algo que también vertebraba: el futbol, y el temor a que el Barcelona prácticamente desapareciera como equipo; dentro de dos años, eso ya no ocurriría, pues existirá la liga europea).
Se ha soltado el tigre y ahora ya no hay forma de… En fin, que los negros nubarrones que ciernen para la España en los próximos años no nos gustan nada, nada.
Recemos por estas elecciones, por el bien moral que es la integridad de la patria, y por lo que va a venir (no solo para España).