El septenario apocalíptico: siete sellos, trompetas y copas

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Los siete sellos del libro del Apocalipsis representan el desarrollo histórico desde la resurrección victoriosa de Jesucristo hasta el fin de los tiempos.

Jesús, el Cordero, rompe los sellos del libro cerrado (6,1) que contiene el itinerario de la historia del pueblo. Conducida por Jesús, la historia comienza a avanzar, sello tras sello, etapa tras etapa, del año 33 en adelante.

Cuatro sellos son abiertos (6,1.3.5.7), cuatro etapas pasan.

En el quinto sello Cristo pide a los justos sacrificados, que a su vez le piden que intervenga, que tengan paciencia hasta completar el número de los mártires, que se producirán durante la gran tribulación, es decir, durante los 1290 días o 42 meses.

El sexto sello se abre  casi al final de la gran tribulación, tras el asesinato de los dos olivos, 1260. Este sello  sería la intervención divina,  previa o en los umbrales del día de la ira o los tres días de tiniebla, que sería el séptimo sello, conteniendo las trompetas y las copas.

El séptimo sello, que se abre 30 días después del sexto, da lugar a los tres días de oscuridad, y da paso a las trompetas y copas (la intervención divina definitiva; ya iniciada en el sexto sello, a raíz de la muerte de los dos olivos, pero que ahora manifiesta todo su poder, de forma virulenta, según se plasma en los septenarios de las copas y las trompetas).

 

También es posible esta versión (y que incluso que se dé conjuntamente y además de la anterior, con los cuatro primeros sellos repitiéndose -como una especie de bucle más pequeño-): los siete sellos pueden ser interpretados como el desarrollo histórico concentrado durante un siglo, desde Fátima, 1918, hasta nuestros días, en que se daría el fin de los tiempos, en los que se sucederían los sellos: quinto, sexto y séptimo, con sus trompetas y copas, como anteriormente.

 

Y también sería factible esta otra versión (y que también por la «lógica» de Apocalipsis, como de volver y volver a un relato flexible, sin coordenadas temporales): En los 7 últimos años antes del fin, volverán a acontecer los siete sellos, ahora con su máxima intensidad y de manera definitiva. Divididos en 3,5 años de tribulación y otros tantos de gran tribulación. Y como ocurre en lo expuesto en los supuestos anteriores: El sexto sello sería la intervención divina,  previa o en los umbrales del día de la ira o los tres días de tiniebla, que sería el séptimo sello, conteniendo las trompetas y las copas.

Al final, cuando quede 40 días para finalizar estos 7 años, se abrirá el sexto sello, y luego, en los tres últimos días, será abierto el séptimo, que dará lugar a al castigo o días de tinieblas, el Gran Día de su cólera, y concluir con la Parusía del Señor.

 

El séptimo sello da paso a las trompetas y copas:

 

El cap. 11: (v.15: séptima trompeta) serían al final, al final de los 3 días de tinieblas, y  Armagedón.

 

A mitad de la tribulación (de los 3,5 años): claman los mártires en el cielo:

Cap. 6

9 Cuando abrió el quinto sello, vi debajo del altar las almas de los degollados a causa de la Palabra de Dios y del  testimonio que mantuvieron.

10 Se pusieron a gritar con fuerte voz: «¿Hasta cuándo, Dueño santo y veraz, vas a estar sin hacer justicia y sin  tomar venganza por nuestra sangre de los habitantes de la tierra?»

 

Tras la sexta trompeta tenemos un intermedio (al igual que lo habíamos encontrado tras el sexto sello). En este intermedio el autor del Apocalipsis nos presenta una serie de visiones que parece deben ser consideradas como la transición del «Apocalipsis del Día de Yahveh» al «Apocalipsis de las Bestias y de su derrota por el Mesías»

 

En la sexta trompeta y el sexta copa se convocan a las naciones de la tierra sometidas a los espíritus inmundos para dar la batalla de Armagedón.

Y cuando el séptimo Ángel se ponga a tocar la trompeta, se habrá consumado el Misterio = de Dios (Ap 10,7) 

La séptima trompeta y copa suponen la plaga, como consta en el cap.11,18 la “ira de Dios” contra las naciones que se revelaron. Es la plaga del “juicio”, en el que llegó la hora de “recompensar a los siervos de Dios” y de “destruir a los que destruían la tierra”.

 

El séptimo sello es todas las siete trompetas y las siete copas. Las siete trompetas y copas no siguen al séptimo sello, son el séptimo sello.

        

Las siete trompetas no es radicalmente diferente del de las siete copas. El mensaje es fundamentalmente el mismo. O mejor, anuncia las mismas verdades, pero con acentos distintos cada vez, cambiando la iluminación o el punto de vista. Las visiones repiten constantemente las mismas afirmaciones, pero abren perspectivas propiamente escatológicas.

 

 

Los siete sellos del itinerario de la historia abiertos por el Cordero no deben de ser calculados en etapas de meses, años o siglos. Dividiendo toda la historia en siete etapas, Juan quiere enseñar lo siguiente: todo, todos los acontecimientos, todos los pueblos, todas las personas, aun las que se dicen neutrales, aun el emperador con su imperio, queriéndolo o no, todo y todos estamos dentro de la gran lucha entre el bien y el mal, entre la justicia y la injusticia, entre la libertad y la opresión, entre Dios o Satanás. ¡Velad!

 

 

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