El pecado que no será perdonado

En el Evangelio del día de hoy, 16 de marzo, es un relato (Lucas 11,14-23) en el que Jesús realiza un exorcismo que causa la admiración de todos los presentes, ya que la expulsión del demonio del poseído es con autoridad y a la vez también tiene el efecto milagroso de que el hombre que era mudo recobra el habla;  en el relato de Mateo (12,22-33), no solo el habla también la visión.

Hemos añadido seguidamente al relato de Lucas los paralelos de Marcos y Mateo, ya que aportan algunos detalles nuevos.

El tema fundamental negarse a reconocer al Mesías, portador del Reino, que se manifiesta en signos buenos; “toda la multitud asombrada decía: «¿No será este el hijo de David?». Pero los fariseos…” (Mt 12,23); es el pecado contra el Espíritu Santo; el único pecado que no será perdonado nunca. Lo cual no es expresado por Lucas, pero sí por los otros dos sinópticos, e incluso Marcos, pone el énfasis del «En verdad…» y remacha «no tendrá perdón jamás, cargará con su pecado para siempre».

Al mayoría de los presentes, admirados (por aquellos frutos), se preguntaban que Jesús tendría que ser el Mesías: «¿No será este el hijo de David?»; pero algunos, escribas y fariseos presentes reaccionaron bruscamente con palabras gruesas, de tal calibre que llegaron a decir: «Por arte de Belzebú, el príncipe de los demonios, echa los demonios».

Es decir, a aquel que lleno del Espíritu Santo obraba obras buenas —»con el dedo de Dios»—se le tildaba de ser todo lo contrario, de obrar según Satanás, jefe de los espíritus inmundos.  

Jesús trata de hacerlos razonar, diciéndoles que si obra frutos buenos, «el árbol se conoce por su fruto» -por los frutos les conoceréis, dirá en otro momento- es razón suficiente para creer que su origen no es diabólico, como pretenden acusarle, sino obra del Espíritu Santo.

El que no da frutos según el Reino de Cristo, el que «no recoge conmigo, desparrama». Pero aún así, aunque sus frutos no sean buenos, estos pecados tendrán perdón: !cualquier pecado o blasfemia serán perdonados». Pero hay uno que no será perdonado jamás: «la blasfemia contra el Espíritu no será perdonada.»

Es decir, que quien blasfeme diciendo que lo bueno “¡Ay, los que llaman al mal bien, y al bien mal!; que dan oscuridad por luz, y luz por oscuridad” (Is 5,20)—, los frutos del Reino, procedentes del Espíritu Santo, sean tenidos como malos, como demoniacos, ese pecado de suma corrupción inmunda, no tendrá perdón de Dios.

Y es más, incluso Jesús afirma que lo que se diga en contra suya (como apariencia humana), ese pecado le será perdonado, pero no si es contra el Espíritu Santo: «Y quien diga una palabra contra el Hijo del hombre será perdonado, pero quien hable contra el Espíritu Santo no será perdonado ni en este mundo ni en el otro«.

 

Lectura del santo evangelio según san Lucas (11,14-23):

EN aquel tiempo, estaba Jesús echando un demonio que era mudo.
Sucedió que, apenas salió el demonio, empezó a hablar el mudo. La multitud se quedó admirada, pero algunos de ellos dijeron:
«Por arte de Belzebú, el príncipe de los demonios, echa los demonios».
Otros, para ponerlo a prueba, le pedían un signo del cielo. Él, conociendo sus pensamientos, les dijo:
«Todo reino dividido contra sí mismo va a la ruina y cae casa sobre casa. Si, pues, también Satanás se ha dividido contra sí mismo, ¿cómo se mantendrá su reino? Pues vosotros decís que yo echo los demonios con el poder de Belzebú. Pero, si yo echo los demonios con el poder de Belzebú, vuestros hijos, ¿por arte de quién los echan? Por eso, ellos mismos serán vuestros jueces. Pero, si yo echo los demonios con el dedo de Dios, entonces es que el reino de Dios ha llegado a vosotros.
Cuando un hombre fuerte y bien armado guarda su palacio, sus bienes están seguros, pero, cuando otro más fuerte lo asalta y lo vence, le quita las armas de que se fiaba y reparte su botín.
El que no está conmigo está contra mí; el que no recoge conmigo desparrama».

 ……

 «En verdad os digo, todo se les podrá perdonar a los hombres: los pecados y cualquier blasfemia que digan;  pero el que blasfeme contra el Espíritu Santo no tendrá perdón jamás, cargará con su pecado para siempre». Se refería a los que decían que tenía dentro un espíritu inmundo(Mc 3,28-30).

…… 

Entonces le fue presentado un endemoniado ciego y mudo, y lo curó, de suerte que el mudo hablaba y veía.  Y toda la multitud asombrada decía: «¿No será este el hijo de David?». Pero los fariseos al oírlo dijeron: «Este expulsa los demonios con el poder de Belzebú, príncipe de los demonios». Pero él, dándose cuenta de sus pensamientos, les dijo: «Todo reino dividido internamente va a la ruina y toda ciudad o casa dividida internamente no se mantiene en pie. Si Satanás expulsa a Satanás está dividido contra sí mismo, ¿cómo va a subsistir su reino? Y si yo expulso los demonios con el poder de Belzebú, ¿vuestros hijos con el poder de quién los expulsan? Por eso ellos os juzgarán. Pero si yo expulso a los demonios por el Espíritu de Dios, es que ha llegado a vosotros el reino de Dios. ¿Cómo podrá uno entrar en la casa de un hombre fuerte y llevarse su ajuar, si no ata primero al fuerte? El que no está conmigo está contra mí, y el que no recoge conmigo, desparrama. Por eso os digo que cualquier pecado o blasfemia serán perdonados a los hombres, pero la blasfemia contra el Espíritu no será perdonada. Y quien diga una palabra contra el Hijo del hombre será perdonado, pero quien hable contra el Espíritu Santo no será perdonado ni en este mundo ni en el otro. Plantad un árbol bueno y el fruto será bueno; plantad un árbol malo y el fruto será malo; porque el árbol se conoce por su fruto(Mt 12,22-33).

  

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