Hay gente que odia a la Iglesia porque sí, sin más, sin razón aparente alguna. Les preguntas y no saben qué decir de esa malaleche. Pero existe, es real.
La Iglesia católica es posiblemente la institución que más generosamente hace algo por la gente, desde la labor de Caritas, Manos Unidas, misiones, etc., hasta la atención pastoral y el cuidado espiritual de las personas. Sus miembros, religiosos/as, viven sin ostentación, con lo indispensable. En fin, que no hay razón objetiva posible por la que sentir animadversión por este colectivo social. Y sin embargo, existe.
Las posibles causas de ese odio instalado en el inconsciente colectivo pueden ser diversas, pero fundamentalmente:
- Las diversas leyendas negras, a raíz del protagonismo histórico que la católica España tuvo a partir del Descubrimiento de América, y del dique de contención que supuso al protestantismo (luteranismo, anglicanismo, calvinismo). Lo cual ha quedado como un sedimento de rechazo profundo en el alma de la gente.
- Los diversas filosofías de carácter materialista-nihilista, ateas o agnósticas, que se oponen a la existencia de Dios, y por ende a quién aquí en la tierra defiendan la fe y evangelice en nombre de Cristo, como verdad eterna. La Iglesia católica, pues, viene a ser el objeto de sus iras.
- La Masonería ha jugado también un papel importantísimo en ese clima de antipatía hacia a Iglesia católica, en la que incluso ha llegado a estar infiltrada, contaminadlo todo y envenenado los sentimientos de la gente contra el catolicismo.
- Y todo ello, contando con la colaboración o iniciativa de las fuerzas demoniacas. El satanismo que persigue per saecula saeculorum al cristianismo. Y se vale de todas las posibilidades que el mundo le ofrece para minar la obra de Cristo. Hoy día el comunismo renacido en populismos, el progresismo izquierdo-derechoso (con la Ideología de género, el wokismo…), el yihadismo islámico…, son palancas de las que se sirve el Maligno para fustigar a la Iglesia verdadera.