El lobo gris

Como si los vientos trajeran nos su aullido y al tender la vista al horizonte viéramos su silueta rapante y grisácea aproximarse… En ese momento se nos escapa de la garganta un grito ahogado: ¡el lobo gris!

Así titula Santa Hildegarda de Bingen la etapa crucial de la Iglesia, que muy probablemente coincidiría la Iglesia de Filadelfia del Apocalipsis. Esta santa , mística y abadesa que vivió en el siglo XII, que gozó de grandes revelaciones,  y en 2012 fue nombrada como Doctora de la Iglesia por Benedicto XVI, como queriendo poner el foco después de casi 9 siglos sobre lo que doctamente nos puede comunicar con sus escritos. He aquí que cuando habla de las etapas por las que ha de pasar la humanidad, el momento cumbre y hasta definitivo, donde acaban las épocas históricas para «empezar» no se sabe qué más allá…, aparece -pues todo apunta a ello- que se está refiriendo a estos momentos históricos.

Todo hace colegir que estaríamos en un interregno entre la iglesia de Sardes y la de Filadelfia (abajo pueden leer los textos del Apocalipsis de estas dos iglesias), aunque quizá sería más exacto decir, en el umbral o pórtico de esta. Y justamente en la época de esta iglesia de Filadelfia sería cuando haría acto de presencia el Lobo Gris.

El Lobo Gris es, como decimos, una etapa histórica donde acaecen grandes cosas para la humanidad; no tanto por su duración, que será breve, sino por su intensidad y significancia. Si hace 2000 años se entabló la más descomunal batalla que libro el Bien contra el Mal, con el triunfo en la cruz de Aquel; ahora, al final, el que triunfó va ejercer su poder, para reivindicar su reinado, ante las hordas del mal que pretenden establecer su poder de tinieblas.

En ese interregno en que se mezclan las iglesias de Sardes y Filadelfia, que sería como decimos en el que nos hallamos, lo que destaca y es lo que tienen más nítidamente en común es en el aviso apremiante de estar en vela ante lo inminente y ser fieles al Señor hasta el final, aunque sean pocos y cueste el martirio.

En la época del Cerdo Negro, que coincidiría con la etapa de la iglesia de Sardes, acontecerá y es algo que se ve palmariamente claro: el arrumbamiento de la ley de Dios, del seguimiento de sus mandatos por los gobernantes y príncipes (personajes destacados, ideólogos, comunicadores  y conductores sociales), «por la desmesura de su fornicación» (amén de su significado sexual, que también; por su lectura bíblica de irse tras otros dioses abandonado al Dios verdadera, desobedeciéndole en sus  leyes y mandamientos; prostituyéndose, prostituyendo la ley divina, y perdiendo al pueblo).

«Otro es como un cerdo negro; para esta época tendrá líderes que ennegrecen a sí mismos en la miseria y se revuelcan en el lodo de la impureza. Que infringen la ley divina por la fornicación y el otro como males, y se trazarán a divergir de la santidad de los mandatos de Dios «( Scivias, 11)

Esta edad culmina pasando el testigo a la del Lobo Gris, en que de los gobernantes voraces que arrebatarán con astucias el poder y la riqueza. Durante esta última etapa se producirá la llegada del Impío, el Hijo de la Perdición, el Anticristo, «el homicida que querrá envilecer la fe católica» (Scivias,11,23), que seducirá a muchos y martirizará a los fieles que se le opongan.

El Lobo Gris, con sus color tiniebla, ya acecha buscando a quien devorar…

 

Iglesia de Sardes,  Apocalipsis, cap. 3:

 [1]Al Ángel de la Iglesia de Sardes escribe: Esto dice el que tiene los siete Espíritus de Dios y las siete estrellas. Conozco tu conducta; tienes nombre como de quien vive, pero estás muerto. [2]Ponte en vela, reanima lo que te queda y está a punto de morir. Pues no he encontrado tus obras llenas a los ojos de mi Dios. [3]Acuérdate, por tanto, de cómo recibiste y oíste mi Palabra: guárdala y arrepiéntete. Porque, si no estás en vela, vendré como ladrón, y no sabrás a qué hora vendré sobre ti. [4]Tienes no obstante en Sardes unos pocos que no han manchado sus vestidos. Ellos andarán conmigo vestidos de blanco; porque lo merecen. [5]El vencedor será así revestido de blancas vestiduras y no borraré su nombre del libro de la vida, sino que me declararé por él delante de mi Padre y de sus Ángeles. [6]El que tenga oídos, oiga lo que el Espíritu dice a las Iglesias.

 

Filadelfia, Ap 3:

7 Al Ángel de la Iglesia de Filadelfia escribe: Esto dice el Santo, el Veraz, el que = tiene la llave de David: si él abre, nadie puede cerrar; si él cierra, nadie puede abrir. 8 Conozco tu conducta: mira que he abierto ante ti una puerta que nadie puede cerrar, porque, aunque tienes poco poder, has guardado mi Palabra y no has renegado de mi nombre.  9 Mira que te voy a entregar algunos de la Sinagoga de Satanás, de los que se proclaman judíos y no lo son, sino que mienten; yo haré que = vayan a postrarse delante de tus pies, = para que sepan = que yo te he amado.  10 Ya que has guardado mi recomendación de ser paciente, también yo te guardaré de la hora de la prueba que va a venir sobre el mundo entero para probar a los habitantes de la tierra. 11 Vengo pronto; mantén con firmeza lo que tienes, para que nadie te arrebate tu corona. 12 Al vencedor le pondré de columna en el Santuario de mi Dios, y no saldrá fuera ya más; y grabaré en él el nombre de mi Dios, y el nombre de la Ciudad de mi Dios, la nueva Jerusalén, que baja del cielo enviada por mi Dios, y mi = nombre nuevo.   13 El que tenga oídos, oiga lo que el Espíritu dice a las Iglesias.

 

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